Por Jonathan Planchart Lerhmann
En artículo pasado comentábamos sobre la necesidad de hacer un ajuste al precio de la gasolina, puesto que resulta inadmisible que llenar un tanque de 60 litros de un automóvil en Venezuela cueste menos que una lata de refresco, una botellita de 250 cc de agua mineral o incluso un pan canilla.
No se corresponde con la realidad ni de los costos ni de las cosas. La gasolina es un combustible refinado cuyo procesamiento demanda altas inversiones así como su distribución que requiere un manejo especial por ser altamente inflamable. Por lo demás, seguir manteniendo un absurdo, irresponsable y antiecológico subsidio al precio del combustible -que por demás beneficia a los estratos sociales más elevados- congelado desde hace más de 14 años, ocasiona un inocultable hueco fiscal que es llenado con inflación y más impuestos.
Pero el tema de la gasolina se volvió un tema tabú a raíz de los sucesos del llamado “caracazo”. El presunto “estallido social” que sobrevendría al necesario ajuste era y es algo que ni siquiera el mismo Hugo Chávez, Continuar leyendo «PERSPECTIVAS VENEZUELA 2.014»