Por Jonathan Planchart.
En Venezuela se viven tiempos sumamente delicados, la crisis de la escasez, la crisis del hampa, la crisis económica y la de servicios públicos (electricidad, basura y agua) cabalgan como los 4 jinetes del apocalipsis sobre tierra arrasada.
¿Cómo logró un país petrolero, que ha recibido la friolera de $1.000.000.000.000 en los últimos 2 lustros pasar de ser del Don Regalón del Caribe a la indigencia en apenas unos meses? Incluso antes de la baja del precio del barril petrolero, cuando éste aún se cotizaba alrededor de $100/barril, ya se percibían signos de que algo andaba mal: Empezó a escasear el café, luego el papel higienico, después la leche, los productos de aseo personal, pañales, compotas, aceite, harinas de maíz y de trigo, pastas, granos, empezaron a observarse las primeras colas para conseguir productos regulados, hasta llegar al desastre en que se ha convertido la Venezuela actual, donde no se consiguen alimentos tan esenciales como el arroz, leche o granos, y si a caso se llegasen a ver por casualidad hay hacer varias horas de cola o comprarlos varias veces su precio a revendedores callejeros.
Esta crisis, combinación de inflación con escasez pero también una crisis de valores, que se avizoraba en un horizonte que solo permitía disimular un barril petrolero a $100, se explica por lo siguiente: Continuar leyendo «RECETA PARA EL DESASTRE»