Por Carlos Ernesto Rodríguez
«Presión en la calle al gobierno para que cumpla su trabajo, pero lo trascendental pasa por proponer, por resolver, por tener una propuesta creíble de país.»
Quisiera comenzar este artículo agradeciendo a dos buenos amigos: Reyes Butrón y Néstor Trejo. Gracias a un intercambio de ideas entre ellos, a partir de la frase que da título al presente escrito, “La mejor protesta es la propuesta”, he podido dibujar mejor y articular las ideas sobre la situación que se vive ahora mismo en Venezuela.
Venezuela vive días que son realmente dramáticos, puede leer uno en la prensa nacional e internacional, en los noticieros, en internet, en fin, por todos los medios de comunicación posible, solo noticias negativas acerca de la situación económica, política y social. Ayer leía sobre el asesinato en la isla de Margarita de un turista alemán que bajó de un crucero para pasar unas horas en el país. En la última semana tanto Toyota como General Motors han anunciado la paralización de sus actividades y de la producción en las plantas ubicadas en el país. Ha pasado poco más de un mes del asesinato de Mónica Spear y menos de 15 días de la muerte del presidente de la Cámara Inmobiliaria.
Bajo este panorama de crisis económica y de disminución dramática de la producción nacional prácticamente en cualquier rubro que uno pueda revisar, el gobierno sigue atrapado de su discurso más radical. Ayer escuchábamos a Nicolás Maduro anunciar sanciones para los empresarios que no acaten la Ley orgánica de precios justos y la creación de nuevas leyes para castigar el “amarillismo” de la prensa nacional.
Sin embargo, estas líneas no las escribo para hablar del gobierno sino para hablar sobre las acciones recientes de la Alternativa Democrática. La MUD parece debatirse en estos días entre dos posturas bastante claras. Por un lado se encuentran organizaciones como Voluntad Popular y Vente, con sus líderes Leopoldo López y María Corina Machado, llamando a asambleas y acciones de calle. Han llamado a su estrategia como #LaSalida y su intención no es otra que salir del gobierno de Nicolás Maduro lo más pronto posible.
Por otro lado se encuentra la posición de organizaciones como Primero Justicia y Avanzada Progresista con Henrique Capriles y Henri Falcón a la cabeza, que más allá de las acciones de calle, plantean un mínimo de negociación con el gobierno central para comenzar a resolver problemas importantes como por ejemplo la inseguridad.
¿Son excluyentes ambas posiciones o pueden convivir? ¿Cuál de las dos parece ser más conveniente para el momento que vivimos?
Lo primero que debo decir es que no creo que ambas posiciones sean mutuamente excluyentes. La Constitución Nacional de 1999 garantiza a los venezolanos el derecho a la libre expresión y el derecho a la protesta, siempre que ambos se enmarquen en el respeto a los derechos del resto de los ciudadanos. Así que cualquier llamado a las protestas de calle que se haga en el marco de la no violencia es perfectamente válido y legítimo. Adicionalmente, tanto Voluntad Popular, Vente, Alianza Bravo Pueblo, o cualquier otra organización política tiene toda la libertad para convocar actividades de calle puesto que la MUD es un organismo o una alianza, pero no pretende sustituir la independencia ni la libertad de pensamiento de las organizaciones que a ella pertenecen.
Ahora, más allá de la legitimidad de las acciones, que nadie discute, lo que si me permito hacer es un análisis acerca de la conveniencia de su realización. En el pasado hemos tenido grandes convocatorias y movilizaciones como método de protesta contra el modelo de país que pretende imponernos el chavismo. Todos podemos recordar las marchas que reunieron a miles de personas en los años 2001 y 2002. El problema que hemos tenido en el pasado y que me parece que repetimos ahora con la estrategia de movilizaciones de calle, es que se han planteado como método de presión al gobierno, pero poco se ha pensado en los objetivos reales detrás de la protesta y mucho menos, en las acciones siguientes en caso de que las movilizaciones tengan éxito.
Imaginemos por un momento que Leopoldo y María Corina tienen éxito en las movilizaciones, y logran activar a la gente, sacarlos a la calle e incluso hacer la presión suficiente para que ocurra una salida rápida del poder de Nicolás Maduro ¿Qué ocurrirá después?
Lo que yo creo que ocurriría en un escenario en el cual las protestas de calle desborden al gobierno, es que la Fuerza Armada tendría que actuar ¿Por qué? Porque está más que demostrado que en los países donde se ha perdido institucionalidad, donde se ha deteriorado el funcionamiento de las instituciones o la separación de los poderes públicos, suelen ser las instituciones armadas las que cubren el lugar de esa institucionalidad perdida. No creo por cierto, que una Fuerza Armada que se ha mostrado claramente al servicio del chavismo en reiteradas ocasiones actúe para desmontar ese proyecto político, y mucho menos si eso significa perder una serie de privilegios que han adquirido y una serie de “negocios” en los que ahora mismo se encuentran envueltos.
Me permito aquí recordar que en el pasado las acciones de calle que han sido utilizadas como estrategia principal, han dejado al país en una condición mucho peor que en la que estaba antes, el paro petrolero y el 11 de Abril del 2002 son un par de buenos ejemplos.
¿Y entonces que proponemos?
La Alternativa Democrática, expresada a través de la MUD, y sobre todo aquellos que adversamos al gobierno, tenemos que tener claro el escenario en el cual nos movemos y la realidad política del país. En este sentido, lo primero que hay que tener presente es que el chavismo sigue contando con la simpatía de por lo menos la mitad del país, que no somos aún una mayoría clara. Y esto es importante tenerlo claro porque no es lo mismo pensar que se es mayoría y que sólo es necesario poder expresarlo de manera correcta, que pensar que hay que hacer el trabajo político de convencer a los ciudadanos que aún no ven a la MUD como una opción real de gobierno.
Hay que tener muy claro también que más allá de que la salida de Nicolás Maduro del poder parece ser una condición necesaria para superar la crisis que ahora afecta a Venezuela, no parece ser condición suficiente. Es importante no perder de vista que no es ni será viable en Venezuela gobernar teniendo al 50% del país en contra, de hecho el mismo Maduro lo está demostrando.
Es allí donde está la gran oportunidad, la MUD cuenta con 3 gobernadores, 77 alcaldes y más de 250 concejales, los cuales tienen una oportunidad de oro para demostrar que su manera de gestionar es efectiva, que se pueden resolver los problemas de la gente, que se pueden ofrecer soluciones y llevarlas a cabo. Qué realmente hay una diferencia sustancial más allá de la retórica cuando un ciudadano decide votar por la MUD en vez de votar por el chavismo.
Por muchas acciones de calle que se hagan, si no logramos que por lo menos un 60% del país vea a la MUD como una opción de futuro, como un modelo de país alternativo al chavismo, no encontrará Venezuela en el corto plazo solución a los grandes y complejos problemas que ahora mismo agobian a sus ciudadanos.
Y aquí me remito a la frase pronunciada por Néstor Trejo, “La mejor protesta es la propuesta”. La mejor manera de dejar en evidencia al gobierno, de marcar la diferencia, es precisamente resolviendo los problemas de la gente en los pueblos, en los barrios, a través de los cargos de elección popular que se han ganado con tanto esfuerzo (gobernadores, alcaldes, concejales, diputados a la AN).
Presión en la calle al gobierno para que cumpla su trabajo, pero lo trascendental pasa por proponer, por resolver, por tener una propuesta creíble de país.