Por Jonathan Planchart L.
La ausencia de un árbitro electoral verdaderamente confiable, equilibrado y transparente contribuye a la crispación política del país.
Hace poco fuimos testigos de las recientes elecciones presidenciales celebradas el pasado domingo 14 de abril de 2.013, ante el inusitado fallecimiento de Hugo Chávez, quien fuera electo para gobernar el país según el resultado del Consejo Nacional Electoral (CNE) para las elecciones del pasado 7 de octubre de 2.012. Como sabemos, el “Comandante” venía enfermo de cáncer desde hace un poco más de un año, lo que llevó al ente comicial a adelantar las elecciones para esa fecha. Como sabemos también, en Venezuela no existen poderes públicos autónomos, están todos subyugados a las directrices del Poder Ejecutivo, o lo que es igual, secuestrados por el partido de gobierno.
En estas últimas elecciones del 14 de abril resultó vencedor, según el CNE, el “sucesor” de Hugo Chávez, Nicolás Maduro Moros (NMM). Dicho resultado provocó polémica en cierta parte de la población venezolana, incluso del mundo, por lo crucial de estas elecciones para muchos países, entre ellos Cuba. Sin embargo, mayor fue la polémica cuando el candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el centroizquierdista Henrique Capriles Radonski no reconoció el resultado del CNE, exigiendo un “reconteo” del 100 % de los votos, es decir, una auditoría al proceso comicial, abriendo un nuevo capítulo a la crisis política venezolana.
Ahora bien, ¿Qué factores privaron para que Henrique Capriles Radonski (HCR) en nombre del Comando Simón Bolívar (CSB) y la MUD tomaran dicha decisión?
En primer lugar, hay que destacar que el sistema electoral venezolano no es confiable en el sentido que la población venezolana, tanto oficialista como opositora, desconfían del sistema. Son pocos realmente los que creen que el sistema electoral en su conjunto es confiable. Para empezar tenemos una composición del CNE abiertamente favorable al partido de gobierno; 4 de sus 5 integrantes simpatizan con el proyecto del socialismo del siglo XXI, el quinto, el “neutro”, proviene de la izquierda, aunque no simpatiza abiertamente con el gobierno. Luego, existe la duda razonable de que el voto no es secreto para un sector importante de la población, por aquello de la “capta-huellas”, ya que piensan que con este adminículo puede establecerse por quién votó el elector. Esta situación produce inhibición sobre todo en los funcionarios públicos y beneficiarios de programas sociales (misiones).
En segundo lugar, está el problema del sistema automatizado. Hay quienes piensan que el fraude electoral es muy posible en unas elecciones controladas electrónicamente. Sin embargo, la MUD ha optado por decir a la población que el sistema electoral es seguro para no provocar una masiva abstención en la población, convencidos como están que la única forma de cambiar el régimen es por la vía electoral.
En tercer lugar, está el llamado “ventajismo” oficial, que no es otra cosa que el abuso del uso de recursos públicos en campaña dando una ventaja al candidato oficial por encima del de la oposición, lo que incluye entre otras cosas movilizaciones, cadenas, uso de recursos del estado para propaganda electoral, desbalance de propaganda en medios oficiales, cadenas y uso de infraestructura del estado, tales como ministerios, alcaldías y gobernaciones para apuntalar al candidato del gobierno.
Pero en cuarto lugar, y esto constituye delitos electorales o simplemente delitos, según el caso, están las situaciones irregulares tales como: Voto “asistido”, multi-cedulados, activación de bandas motorizadas para amedrentar electores, cierre de fronteras, migraciones de electores, cierre de centros de votación, voto “forzado” como buscar a la persona que no haya votado a su casa y llevarlas coercitivamente al centro electoral o exigencia de mostrar la “foto” de la papeleta con la cara del candidato por el cual se votó so pena de amenazas de despido, operación “morrocoy”, violencia en centros electorales, colocación de “puntos rojos” en las cercanías del centro electoral, máquinas “dañadas”, etc.
El CSB llegó a reportar miles de denuncias a lo largo de la faena electoral. Yo me pregunto, en un país normal, elecciones bajo estas condiciones, ¿Tendrían validez? ¿Se imagina un elector en España siendo vigilado por una persona afecta al partido de gobierno vigilando por quién votó? ¿Se imagina un elector en Argentina mostrándole al militante del partido oficial la foto de su voto? ¿Se imagina un ciudadano brasileño intimidado por la coacción de perder su trabajo si no vota por el candidato del partido de gobierno? ¿Se imagina un ciudadano de Ecuador hostigado al momento del voto por bandas armadas?
Esta situación lleva a una sola conclusión: El sistema electoral venezolano es fraudulento, y la oposición venezolana ha demorado demasiado en hacerlo público al mundo. Por un lado para evitar abstención masiva del electorado, pero por otro lado por las presumibles negociaciones ocultas entre gobierno y oposición.
Para nadie es un secreto, a menos que tenga una venda en los ojos, que la Revolución Bolivariana devenida en socialismo del siglo XXI es un proyecto totalitario. Una revolución en democracia o una dictadura con fachada de democracia. Difícil de encasillar el régimen, tan totalitario como lo pudo haber sido el régimen nazi, tan autocrático como el fascismo de Mussolini pero a la vez tan permisivo en algunos renglones como cualquier democracia occidental: Elecciones periódicas, existencia de prensa opositora, partidos de oposición sin restricciones, todos los logros del chavismo han sido por la vía electoral. Por ello, calificar a Chávez como un dictador se hacía cuesta arriba para el concierto de naciones, más aún, un gobernante dadivoso, que se hacía del cariño de la gente en otras latitudes por la generosidad de sus donaciones, entre otros haber ayudado a llegar al poder a gobernantes con ideas afines a su revolución, principalmente el rescate de la bandera del socialismo y el antiimperialismo. Amado y detestado por igual por la prensa internacional, no dejaba de ser el “enfant terrible” que seducía a periodistas, reporteros e intelectuales a todo nivel.
Pero esta revolución socialista en democracia necesitaba, necesita ante los ojos del mundo, una oposición a su gobierno que la reconociera en batallas electorales.
De ahí que en Venezuela seamos unos verdaderos “campeones” en elecciones. La mayoría de las veces ganaba el gobierno y la oposición se quedaba con “migajas”.
A sabiendas de lo perverso del sistema electoral venezolano, a la oposición no le quedaba mucho por hacer si quería seguir en el ruedo electoral. Para un partido es difícil no acudir a un llamado de elecciones, las mismas les permiten contarse y “posicionarse” ante el electorado: Agarrar algunas alcaldías, algunas gobernaciones, algunos diputados pero la joya de la corona, la presidencia de la república, siempre queda en manos del partido de gobierno. De ahí las presuntas tesis de negociación entre gobierno y oposición y de ahí también la tesis de la oposición “colaboracionista”.
Sin embargo, hay una realidad y es que aún cuando el sistema electoral venezolano está diseñado para que no pierda el gobierno, el chavismo se ha venido desgastando.
Con todo y lo perverso del sistema electoral, en las últimas elecciones de diputados a la Asamblea Nacional en 2.010, la oposición, agrupada en la MUD, se hizo del 52% de los votos; se ganó por estrecho margen en 2.007 un referéndum constitucional que nos habría convertido constitucionalmente en un estado socialista y comunal, donde el ciudadano habría perdido la condición de ejercer la soberanía mediante el sufragio universal, directo y secreto y donde desde la última elección presidencial de 2.006 hasta la de 2.012, la oposición creció en más de 2.000.000 de votantes frente a un crecimiento de alrededor de 800.000 de parte del chavismo.
Me faltó por señalar además el tema del cable submarino a Cuba que también añade suspicacia al elector además de otras irregularidades como mesas clandestinas, destrucción de material electoral, falta de observadores internacionales que den fe de la transparencia del proceso, el hecho de no haberse garantizado el secreto de los firmantes del referendo revocatorio del año 2.004, la supuesta bidireccionalidad de las máquinas de votación, el hecho que 2 ex presidentes del CNE terminaran ocupando cargos tales como magistrados del TSJ en el caso del Dr. Francisco Carrasquero y el de VicePresidente y más recientemente Jefe del Comando de Campaña del Partido de Gobierno (PSUV) el Médico Psiquiatra Jorge Rodríguez quien a su vez se desempeña como alcalde del Municipio Libertador de la ciudad de Caracas sumadas al incremento más que proporcional que ha venido experimentando desde el año 2.004 el Registro Electoral Permanente en comparación al incremento poblacional lo cual, sumado a otras anomalías que han sido debidamente documentadas, merman la transparencia, confiabilidad del árbitro electoral venezolano el cual es visto más bien como una suerte de apéndice del ejecutivo o “ministerio electoral” del régimen chavista que como un órgano y poder independiente y autónomo.
Pero en estas elecciones, a pesar de todo aquello, el resultado fue particularmente estrecho: 7.575.704 votos para el candidato del gobierno frente a 7.302.648 para el candidato opositor. Una diferencia de apenas 273.056 votos. Cabe preguntarse, más allá del tema del ventajismo, con tantas irregularidades que hubo en las elecciones, es posible pensar que, de encontrarse las “huellas” de las irregularidades antes del escrutinio, ¿Esta brecha podría reducirse al punto que más bien podría llegar a beneficiar al candidato de la MUD? Habría que tener los números pero HCR dijo que haciendo una auditoría podrían determinarse muchas de las irregularidades. Comprobando cuadernos de votación con actas de escrutinio y papeletas podría comprobarse tales anomalías. Estas anomalías en votos pueden haber afectado más de 2.000.000 de votantes y una corrección de votos de más de 700.000, lo que le daría la victoria a Capriles.
Lo cierto es que el CNE aceptó la auditoría pero no quiere abrir las “cajas”, sin embargo es un requisito abrir las cajas para contar las papeletas y poder hacer la auditoría. Recientemente una de las rectoras del CNE dijo que esa auditoría “no afectará los resultados”.
Otra versión dice que Capriles sí ganó las elecciones pero el CNE varió los resultados, por lo que, actas en mano, se propondría desmentir al CNE a través del proceso de auditoría.
La ausencia de un árbitro electoral verdaderamente confiable, equilibrado y transparente contribuye a la crispación política del país.
El tiempo dirá el veredicto de esta nueva crisis gobierno-oposición. Lo que sí es claro es que con este reclamo se desnudó ante el mundo lo que era un secreto a voces, la verdadera naturaleza fraudulenta del sistema electoral venezolano que llevó a Hugo Chávez Frías a ganar todas las elecciones en este particular experimento de totalitarismo socialista en democracia. Mientras tanto, la economía del país se cae a pedazos.
jonathanplanchart@dialogopolitico.net
Por aquí Don Anónimo
Tu artículo…muy muy interesante que se puede resumir en este tu párrafo.
«Esta situación lleva a una sola conclusión: El sistema electoral venezolano es fraudulento, y la oposición venezolana ha
demorado demasiado en hacerlo público al mundo. Por un lado para evitar abstención masiva del electorado, pero por otro
lado por las presumibles negociaciones ocultas entre gobierno y oposición.»
Al respecto, me ha sorprendido ver algunas actas de verificación de equipos, en muchas elecciones venezolanas pasadas, sin firmas de delegados de la oposición porque simplemente no fueron.
El problema, y coincido con tu análisis, tiene dos aristas: La técnica y la humana. La humana, sobre todo de parte de la oposición, le hizo un gran favor al oficialismo al presumir de expertos asesores, crema y nata, tecnólogos, y más hierbas. Se dio el caso de un petrolero y escribidor, experto según él, que mientras nos hablaba que el sistema electoral venezolano estaba blindado, negociaba con el gobierno venezolano los activos de Orinoquia. Ingenuidad la nuestra. Todo sistema automatizado hará lo que decidan los programadores, si los auditores se echan aire y presumen de ello.
Pero esta vez la cosa cambió. El momento de la verdad ha llegado y Capriles en contra de mucha de su misma gente, como cuando le quisieron cobrar los copeyanos por nombrarlo presidente del Congreso por allá lejos en el 98, se alzó y solicitó lo que es sano para los dos protagonistas importantes y si se quiere para Venezuela toda. Y aquí viene mi temor: cuán preparados están los auditores para llevar adelante esta magna tarea. Porque si hay anomalías y no son detectadas se habrá perdido todo, mientras que si son detectadas y corregidas toda Venezuela habrá ganado y el sistema fortalecido. Como aleccionador, te comento que en Ecaudor en las auditoría al software para las elecciones presidenciales pasadas, llegaron en cambote politólogos, expertos, summa cumlaudes, informáticos, PhDs, profesores titulares, certificados de Windows y más diplomas, etc., y a la hora del té -hacer las auditorías- todos, menos uno, se negaron a participar porque les pidieron firmar una cláusula de confidencialidad, igual a la que uno firma cuando por ejemplo se registra en Messenger, Skype, Facebook y más depósitos de datos personales. Salieron, en cambote otra vez, a la prensa a expresar su desconfianza y prestigiarse porque , y que, no les dejaron auditar y bla, bla, bla. Ese uno que asistió a la auditoría, fue un viejo luchador -marca venezolana- que había hecho toda su vida profesional de sistemas en Venezuela. Menos mal que la victoria de Correa fue inobjetable, y los mal agüeros no pudieron gritar fraude.
Lo importante en esta auditoría, es la actitud, habilidad, conocimiento y documentación y que los resultados se pongan a disposición del pueblo, porque nosotros también queremos hacer auditoría a la auditoría, ya que es nuestro derecho. Porque hasta hoy hemos creído en la palabra -más no en documentos- y eso no es justo. La Democracia en Venezuela, se contempla como participativa y queremos ser partícipes, legado del Comandante si se quiere, pero que muchas veces nos era esquiva.
Las cartas están echadas y que luego no vengan conque no me dejaron o como dijo Lusinchi «me engañaron». Venezuela toda espera la verdad. Un verdaero auditor no puede ir sesgado. Si la victoria del Presidente Maduro fue inobjetable, también queremos saberlo y Si Capriles descubre fallas tiene dos grandes oportunidades: O dice o no dice.
Suerte Venezuela. A miles de kilómetros te observo, te deseo suerte y éxitos. Y no olviden darle duro a ese pilón, que se acabe de romper, que en el bosque hay mucho palo y papá los sabe hacer.
Buen camino
es cierto todo lo que dicen, yo iría un poco mas allá conocedora al pie de la letra de lo que significan estos procesos para el común de los ciudadanos, opositora y coord elect de una parroquia, la realidad verdadera es que el amedrentamiento en los centros de votación es mucho mas cruel, a nuestros testigos los amenazan y los sacan si protestan mucho, no les da la gana de dejar constancia en las actas de las irregularidades, si no les da la gana de hacer la auditoria ciudadana no la hacen y punto algo obligatorio en centros de una sola mesa, y si no te gusta eso no es problema, los parabanes eran en muchos centros de votación cortos, sin forma ni manera de poder corregir, o sea si el testigo se pone comico lo sacan y punto, perlitas como esa ufffff…..