Por Omar Arenas Pérez
«Maduro, de formación comunista y aliado incondicional del régimen castrista, se deja asesorar y recibe línea desde la Habana»
Tal como están las cosas en Venezuela, pareciera que la situación apunta hacia la inestabilidad política, los recientes acontecimientos electorales dejan claro que el país vive un grado de polarización con consecuencias inevitables.
14 años de un liderazgo duro marcaron la agenda política. A pesar del caos y la conflictividad que ya se venia gestando, Hugo Chávez supo mantener el poder hasta el día de su muerte. Pero quien trazaba el rumbo ya no está presente, y quienes intentan seguir su mandato han hecho mella en el legado que les dejó.
Ante la falta de un líder, quienes convivieron bajo su sombra han quedado sin rumbo claro. Para mantenerse en el poder, los allegados de Chávez han sido capaces hasta de lo inimaginable, tal como lo vimos en el macabro espectáculo que articularon con el cadáver del presidente, jugando con la emotividad y manipulación del pueblo, con la única finalidad de mantener el poder.
Hasta ese momento, con el uso y abuso de la imagen de Hugo Chávez, parecía que todo estaba saliendo de acuerdo a lo esperado, las manifestaciones de dolor por la muerte de Chávez se veían en el mundo entero, la gente se desbordaba en las calles para llorar a su comandante y seguirlo hasta en su última voluntad. Todos los indicadores daban como resultado que el apoyo a la revolución Bolivariana estaba en un momento de clímax.
Pero el comandante no tenia un sucesor en condiciones, capaz de asumir la pesada herencia, y optó por quien de fidelidad comprobada, aseguraba la continuidad del ideal revolucionario, a pesar de las posibles consecuencias que supondría tal decisión. La falta de liderazgo propio, la ausencia de carisma y la inexperiencia, contrastaría con la disciplina y formación ideológica con la que cuenta el hombre elegido.
Con un guión de campaña diseñado desde Cuba, apoyados sobre la figura del líder, poco a poco fueron colectivizando la idea de la continuidad revolucionaría bajo el lema “Chávez Vive”, y vive en quien se auto denomina su hijo. Pero el primogénito político no tuvo tiempo de formarse su propia imagen.
Bajo presión y frente a la necesidad de preparar el terreno a conveniencia, los vinculados al poder se dieron a la tarea de actuar de manera improvisada y apresurada, aunque con malos resultados. Quedando al descubierto la ineficacia del chavismo sin Chávez, el sucesor y sus aliados contribuyeron en tiempo record a desarmar el músculo electoral que había mantenido al comandante durante todos sus periodos de gobierno. En caída precipitada, Nicolás Maduro perdía en menos de dos semanas mas de un millón de electores, quienes con su voto castigaban la revolución.
En vista de la situación, y en su negativa de abandonar el poder estos siniestros personajes continuaron con el plan trazado desde el veterano y experimentado laboratorio cubano. Para nadie es un secreto que los tentáculos del gobierno de Cuba están metidos hasta los intestinos del país petrolero. Actuando con órganos de inteligencia y dando ordenes directas, los funcionarios cubanos activan y operan dentro de Venezuela con total libertad.
Maduro, de formación comunista y aliado incondicional del régimen castrista, se deja asesorar y recibe línea desde la Habana, desconociendo la soberanía del propio país que pretende gobernar. Situación difícil de sobrellevar, ya que dentro de las propias filas oficialistas hay quienes no están muy de acuerdo con la injerencia cubana.
Para forzar la realidad y mantener el control del país, recurren a tácticas como la manipulación del sistema electoral, el amedrentamiento, la intimidación, el abuso de los recursos del estado, y el despliegue táctico de grupos de choque. Con estas y otras estrategias antidemocráticas el gobierno se sostiene deleznablemente aferrado al poder.
Como resultado de la toma fraudulenta del poder, estamos ante una situación que traerá consigo consecuencias catastróficas para el país, el clima de ingobernabilidad pareciera que seguirá en aumento, la crisis económica, la falta de liderazgo y la falta de capacidad para resolver problemas neurálgicos, colocan en un punto de quiebra la estabilidad política y social del país.
Ante este escenario al gobierno no le queda otra alternativa que radicalizarse en su posición, promoviendo un clima que permita de manera provisional atornillarse al poder y desde allí neutralizar a la oposición que hoy mas fortalecida es mayoría, y pareciera seguir creciendo en torno a la dificultad de las circunstancias.
La historia nos dice que no se puede doblegar y mucho menos subestimar la fuerza de un pueblo que viene despertando paulatinamente, y en Venezuela el descontento popular cada día se hace sentir con mas fuerza, dando la impresión que muchos venezolanos se encuentran contenidos, dispuestos a llegar a donde sea necesario para seguir construyendo su historia.
Esperemos que la cordura vuelva a quienes están embriagados por el poder, si es que algún día la tuvieron.
omararenas@dialogopolitico.net
Desde Cuba están preparando el terreno para radicalizar el gobierno de Maduro, estamos ante un panorama muy delicado, pobre Venezuela
Mas claro no canta un gallo, hoy es así y lamentablemente fueron muchos años los que anduvo Fidel detrás del petróleo venezolano, tanto insistió hasta que lo logro, un agente cubano de trayectoria comunista fiel y afecto al regimen de Cuba….