VENEZUELA, ENTRE DIEGOS Y SUSANNAS


Por Carlos Ernesto Rodríguez

Dos breves historias de la vida real, basadas en la realidad que nos ha tocado vivir.

La política y sus consecuencias tiene muchas formas de mirarse, podemos analizar de muchas maneras como afectan las decisiones políticas la economía, las instituciones, los cambios sociales. Sin embargo, la manera que a mi más me gusta de explicar la política, sus consecuencias y sobre todo la forma como suelo fijar a tierra ideas y las propuestas desde el punto de vista político es a través de historias de ciudadanos comunes y corrientes.

Hoy quiero explicar la Venezuela y lo que queremos para el futuro a través de dos venezolanos.

El primero de ellos es Diego. Es un venezolano joven, tan joven que no cumple aún 1 año. Sin embargo representa la historia de Diego y su familia la Venezuela multicolor, mestiza. Su mamá es llanera, de Valle de la Pascua para decir más detalle, catira (rubia) porque sus padres son de ascendencia portuguesa e italiana, pero criollita, más venezolana que una arepa, de esas que bailan hasta el Alma Llanera al final de cualquier fiesta.

El papá de Diego, caraqueño, de El Junquito, con padres andinos, también criollitos, representación de esa Venezuela familiar, hablador y amiguero como buen venezolano, buena gente.

Así, tanto la familia paterna como la materna de Diego representan esa Venezuela de la segunda mitad del siglo XX, de la clase media pujante, que envió a sus hijos a la universidad con muchísimo esfuerzo y que vivieron en un país con problemas, con instituciones imperfectas pero instituciones al fin. Donde Incluso teníamos la costumbre de cambiar de presidente cada 5 años, nacidos y crecidos en el ciclo de 30 años que van desde 1962 a 1992 donde no hubo golpes de estado y donde pudimos aunque sea por momentos librarnos de este caudillismo salvaje que tanto daño nos hace.

Volviendo a Diego, es venezolano, pero ha nacido en Madrid, porque sus padres decidieron emigrar de Venezuela, por la inseguridad y muy posiblemente por la falta de oportunidades.

Lo que Venezuela decide el 7 de Octubre es muchísimo más que una elección presidencial, es mucho más que un nombre. Lo que decidimos es que dentro de 20 años Diego tenga la posibilidad de elegir si quiere vivir en Caracas o Madrid, en España o Venezuela solo en función de sus preferencias personales, si quiere más calor y playa, o un clima de 4 estaciones. Si quiere beisbol o futbol, más arepas o más tortillas.

Pero que no sea la inseguridad, la falta de oportunidades, la falta de un sistema de seguridad social (hospitales, atención médica) o jurídica, o el estancamiento económico de Venezuela lo que le lleve a decidir hacer vida fuera del país.  De manera que buena parte de las opciones de Diego en el futuro dependen de una decisión que tomaremos el 7 de Octubre.

La segunda historia es la de Susanna, venezolana también, maracucha para más señas. De esas venezolanas que tienen la particularidad de poder celebrar el día de la Madre y el día del Padre y recibir regalos en ambos, porque han ejercido ese doble rol.  De las que se le levantan temprano a preparar el desayuno, habiéndose acostado tarde haciendo la tarea, y que todavía tiene fuerzas para ser buena en el trabajo y además siempre con una sonrisa, venezolana pues.

Susanna, a parte de todo lo difícil que puede ser ya ejercer de madre/padre, también tuvo en su momento que vivir todas las consecuencias del despido de los 20 mil empleados de PDVSA. Hoy no vive en Venezuela, ni sus hijos tampoco, otros que han emigrado buscando mayor seguridad y oportunidades en otros destinos. Pero siempre al tanto de Venezuela, siempre representando el gentilicio donde van.

Hay muchísimos casos como el de Susanna, hay quien dice que hasta 1 millón, muchos dispuestos a volver y a ayudar con los conocimientos adquiridos fuera del país al despegue definitivo de Venezuela como país, de los venezolanos como sociedad y de nuestra economía, para garantizar un futuro mejor para las generaciones que vienen.

La historia de muchas Susannas y muchos Diegos, tiene un punto de inflexión el 7 de Octubre del 2012, y de lo que allí decidamos podremos saber si Diego y sus primos que viven en Venezuela tendrán en el futuro las mismas oportunidades, si los nietos de Susanna serán venezolanos como sus hijos o no.

Dicho en pocas palabras, decidiremos si Venezuela deja atrás toda la polarización que ahora la acompaña y logra de una vez por todas avanzar por el camino del desarrollo, del crecimiento y dejamos definitivamente de tener “Un país en los sueños y otro en la práctica cotidiana” como dice Laureano Márquez.

Hace mucho que una generación de venezolanos no tenía ante sí una decisión tan importante, debemos estar a la altura de esta circunstancia y entender que las decisiones políticas terminan afectando a la vida cotidiana de las personas, que si no nos encargamos de la política, ella se encargará de nosotros.

carlosrodriguez@dialogopolitico.net

Un comentario en “VENEZUELA, ENTRE DIEGOS Y SUSANNAS”

  1. Interesante articulo. Refleja la realidad de muchas familias venezolanas que han sido separadas por la situacion politica, economica y social de nuestra querida Venezuela.

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