Por Jonathan Planchart Lehrmann
Nuestro día “D” se acerca, las fuerzas aliadas representadas en la MUD se preparan para la batalla electoral del 7-O. Cualquier error táctico lo pagaremos con al menos 6 años más de revolución
UN POCO DE HISTORIA
Al día “D” se le conoció como el desembarco de las tropas en su mayoría británicas y norteamericanas en las costas francesas de Normandía, que marcaron la invasión de Europa por parte de las fuerzas aliadas un 6 de junio de 1.944, y que a la postre marcarían la ulterior derrota de Hitler así como el colapso del nazismo un año después, marcando de esta manera el final de la llamada Segunda Guerra Mundial.
LA ACTUALIDAD
Para este 7 de octubre de 2.012, el día “D”, el organismo electoral venezolano controlado por el gobierno en una proporción de 4 a 1 de sus directores, convocó que fueran las elecciones presidenciales pautadas este año de conformidad con la Constitución, elecciones que tradicionalmente se han celebrado en el mes de diciembre, pero que, por razones no del todo bien conocidas, fueron adelantadas 2 meses, presumiblemente para aventajar al oficialismo, toda vez que cuando se conoció la fecha de las elecciones ya era del conocimiento público la supuesta enfermedad (digo supuesta porque hasta el momento no se conoce un parte médico oficial) del presidente venezolano.
Ahora bien, faltando escasos 4 meses para tan decisivo y determinante evento electoral para Venezuela toda vez que de este resultado dependerá en gran medida el de las gobernadores de estados (provincias) pautadas para diciembre de este año, y de alcaldes el año que viene, presagiándose que la tendencia ganadora en las presidenciales arrasaría con la mayor parte de gobernaciones y alcaldías en juego, se avizora un panorama incierto.
¿HABRÁ ELECCIONES?
Sin embargo, ¿Tenemos certeza que va a haber elecciones en Venezuela? El asunto no es tan simple ni hay que tomarlo tan a la ligera. Para empezar, mucha gente piensa que el Socialismo del siglo XXI o “Revolución Bolivariana”, no va a entregar el poder por medio de elecciones. Por supuesto, es de resaltar las iniciativas logradas por la serie de factores políticos que representan a la oposición democrática venezolana en torno a un espacio de encuentro denominado Mesa de Unidad Democrática (MUD); desde que se conformó y se integró oficialmente hace menos de 3 años, han sido muchas las victorias que se ha endilgado, entre ellas, el haber ganado 52% contra el 48% de los votos totales en las más recientes elecciones de diputados, a la vez que ha fungido como escenario ideal de encuentro entre los partidos, de diversa índole ideológica, que adversan al actual régimen.
De cara a ello, al partido de gobierno, el PSUV o Partido Socialista Unido (más bien único, que en realidad era la idea) de Venezuela, le ha venido en cierta forma como anillo al dedo el que haya organizaciones de oposición que le disputen algunas cuotas poder en elecciones ya que esta situación, por un lado, relegitima al gobierno cada vez que se produce una elección, y por el otro, muestra ante el mundo que en Venezuela existe una revolución en “democracia”, despojándose de este modo con este argumento a los que señalan que en Venezuela existe una dictadura.
REVOLUCIÓN BOLIVARIANA, A MEDIO CAMINO ENTRE DEMOCRACIA Y DICTADURA
Sin embargo, aun cuando a mi entender el gobierno venezolano que preside Hugo Chávez, a pesar de tener un estilo unipersonal en el modo de conducción del estado y ejercicio del poder, a pesar que desde hace bastante tiempo no existe una real y efectiva separación de los poderes públicos, constituyendo un hecho el que tanto el Legislativo como el Judicial y los novísimos poderes Electoral y Moral están atados y sumisos al todopoderoso Poder Ejecutivo, a pesar que se han cerrado importantes medios de comunicación y se mantiene en zozobra constante el ejercicio del periodismo llegando en algunos casos a suponer que se practica la autocensura para evitar sanciones y represalias, a pesar de haber algunos presos y exiliados políticos y a pesar de ser un gobierno marcadamente militarista que a veces gobierna por medio de leyes habilitantes y decretos, no puede decirse que en la República Bolivariana de Venezuela haya una dictadura. No se puede comparar con la Cuba comunista ni el Chile de Pinochet, ni a la Argentina de Videla ni al régimen Nazi o al fascismo de Mussolini, la Libia de Gadafi o el Irak de Hussein; sin embargo, esto no quiere decir que no tenga similitudes con todos y cada uno de esos regímenes; ahora, por supuesto, tampoco estamos en presencia de una democracia moderna, como la chilena, la española, la colombiana, la brasileña, la uruguaya o la francesa, menos aún la norteamericana.
Ha habido muchos abusos de poder, pero no han ocurrido aún (y esperamos que no ocurran) los excesos que ocurrieron en otras partes del mundo, e incluso en el pasado en Venezuela, como torturas, fusilamientos, desapariciones forzadas, campos de concentración, etc.; mal que bien, amenazada pero prensa escrita hay y no es precisamente muy benevolente con el gobierno, no ha habido ejecuciones sumarias de opositores ni un número apreciable de presos políticos, toques de queda ni suspensión de garantías constitucionales. A mi modo de ver, estamos en un régimen a medio camino entre democracia y dictadura, un militar que se dice demócrata y revolucionario, pero que en la práctica actúa y se comporta como un autócrata, un proyecto totalitarista en ciernes navegando sobre una democracia de aguas poco profundas, una dictadura encubierta en una fachada de democracia.
Pero que el gobierno aún y a pesar de muchos no pueda todavía ser considerado una dictadura pura y dura es una cosa, y otra que el gobierno mismo no puede ocultar su vocación totalitaria, que la tiene. Por eso, el tema de las elecciones de este año es un punto crucial, un punto de quiebre entre el modelo de estado que se quiere implantar y el modelo de estado que se quiere rescatar y modernizar. Ambos modelos son incompatibles.
¿DEMOCRACIA EN REVOLUCIÓN O REVOLUCIÓN EN DEMOCRACIA?
Hugo Chávez intentó hacer algo que ningún político ha podido hacer; una revolución con marcado acento comunista y personalista en democracia. Para empezar, entre sus planes nunca estuvo llegar al poder por el voto sino por las armas; falló en el intento y una serie de personalidades lo convenció a él y sus mozalbetes, convencidos del potencial político que tenían los insurgentes del 4 de febrero (1.992), de llegar al poder por la vía electoral. Para ello adecuaron su antiguo movimiento clandestino, el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) en un partido político legal, el Movimiento Quinta República (MVR), proponiendo como bandera convocar una Constituyente para “relegitimar la República” una vez fuera electo presidente para así acabar con los vicios de corrupción, clientelismo y burocracia que hacían vida en los gobiernos nacidos bajo la égida del Pacto de Punto Fijo. Ganadas las elecciones, comenzó su camino de él y su movimiento destinado a socavar la institucionalidad democrática venezolana nacida en la era democrática-civil, también conocida como “puntofijismo” o democracia bipartidista, y para ello había que propinarle un severo golpe al piso político que sirvió como bastión a la tan maléficos gobiernos que, según la óptica revolucionaria, predecesieron a su entonces novata revolución: La mítica Constitución de 1.961.
SOCAVANDO LAS BASES DE LA DEMOCRACIA, DESDE LA DEMOCRACIA
Al ser aprobada la Constitución de 1.999, mejor conocida como la “bicha”, la bolivariana o formalmente hablando la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, luego de una un tanto traumática experiencia de una electa Asamblea Nacional Constituyente con poderes supraconstitucionales y originarios, como ella misma se auto-endilgó, se realizaron varios cambios muy puntuales con respecto a “la moribunda”, como llamó el día de su juramentación a la Constitución de 1.961; estos cambios fueron, además consagrar un par de nuevos poderes, el electoral y el moral, sin mayor relevancia para el estado como ha quedado demostrado en estos años de revolución, más algunos cambios de nombre en las instituciones, se crean estas figuras claves para lo que sería el actual régimen:
1) La extensión del período presidencial de 5 a 6 años con una reelección.
2) La sustitución del parlamento bicameral por uno unicameral sin senadores o representantes de las regiones.
3) El cambio de modelo de estado, de una democracia representativa hacia una democracia “participativa”, así como de un estado de derecho a un estado social de derecho y de justica, y
4) La creación de una todopoderosa Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, capaz incluso de legislar en ciertos casos.
Estos 4 cambios puntuales marcarían la diferencia entre lo que iba a ser el gobierno (La Revolución Bolivariana, democrática) y lo que se esperaba fuera a ser el gobierno. Obviamente detrás de todo esto lo que había, ab initio, era una estrategia para no entregar jamás el poder. Pongamos este ejemplo: Si al señor Pedro Pérez lo eligen director de una empresa, para que rija los destinos de la misma por 5 años, y una vez hecho presidente de la compañía decide que va a reformar los estatutos, y que de ahora en adelante las decisiones no se toman por mayoría calificada sino por mayoría simple y aprovecha y dice que ahora el período no va a ser de 5 sino de 6 años con reelección, es porque obviamente Pedro Pérez está apuntando a quedarse como director por muchos años, quizá lo que quiere jugar es a controlar y quedarse con la empresa, con ayuda de algunos amigos en la asamblea de accionistas. Eso mismo es lo que pasó con Hugo Chávez y su revolución. Nunca ha estado entre sus planes entregar el gobierno, inclusive desde mucho antes de la enmienda que en febrero de 2.008 consagró la “reelección indefinida” (a mi juicio nula puesto que ya se había sometido a referéndum en la rechazada propuesta de reforma constitucional del 2 de diciembre de 2.007) ya los revolucionarios apuntaban claramente a un proyecto de gobierno indefinido (El famoso “2.021”, los no menos famosos 2.030, 2.050, Planes Nacionales Socialistas Simón Bolívar -PNSSB- 2.007-.2.013 y actualmente en fase de construcción el PNSSB 2.013-2.019, el No Volverán!, etc.) que se entiende por la creación de milicias armadas, financiamiento a grupos ilegales armados, acoso sistemático a la oposición y creación de leyes “revolucionarias”.
Esta situación de la reelección indefinida unida a una Sala Constitucional que sirve de pisó jurídico al régimen, más la ausencia de representantes de los estados (federalismo) en el Parlamento que monopoliza el poder en el Ejecutivo (centralismo) aunado al cambio de concepto de una democracia representativa por otra participativa o directa (consejos comunales, estado comunal) donde se busca canalizar todo el poder (económico, político y social) desde el ejecutivo pasando “directamente al pueblo organizado” (las gobernaciones y alcaldías a la larga serían una suerte de cascarones vacíos), constituirían el modelo de estado hecho a la medida del “Gran Líder”, aquél que le garantizaría el poder total e indefinido a los revolucionarios devenidos en boliburgueses, suerte de nuevos ricos nacidos a la sombra de los negocios con el gobierno, así como algunos de sus funcionarios, en una suerte de simbiosis donde el apoyo irrestricto al jefe de la Revolución garantizaría su impunidad de acción, por lo tanto, mantenerse en el poder es un asunto casi de vida o muerte ya que saben que, fuera del poder, quedarían a merced de la justicia nacional o internacional.
Visto así, el traje a la medida que sirve de marco al actual proyecto político que se ensaya en Venezuela es la Constitución de 1.999 diseñada y confeccionada por Hugo Chávez y su mentor Fidel Castro.
¿Y ENTONCES, HACIA DÓNDE VAMOS?
A estas alturas del “proceso”, con casi 14 años en el poder, luego de innumerables ensamblajes legales, cambios y reacomodos institucionales, haber fraguado una política exterior abiertamente antinorteamericana y manejado la friolera, según los entendidos, de más de un billón de dólares, y siendo que el gobierno de Venezuela es una cosa, pero la Revolución Bolivariana es otra, y que esta última se debe más a los intereses del comunismo internacional representado en organizaciones como el Foro de Sao Paulo y diversos gobiernos dependientes como el de Cuba, Brasil, Argentina, Nicaragua, Ecuador, islas del Caribe, Uruguay, Paraguay, por supuesto Cuba, Irán, China, Rusia, Bielorrusia, Siria, de la misma onda ideológica y con objetivos similares como lo es destronar la supremacía y el poder hegemónico mundial de los Estados Unidos usando para ello los recursos (dólares) provenientes de los mismos Estados Unidos que la Revolución se encarga de redistribuir entre sus amigos, es cosa de ingenuos pensar que esta Revolución (Bolivariana), luego de tanto transitar y tanto poder, dinero intereses e impunidad en juego, adoctrinamiento político de las Fuerzas Armadas venezolanas (ahora revolucionarias, antiimperialistas y chavistas) creación de células paramilitares así como milicias armadas y un largo etcétera, vaya a soltar el poder por medio de unas elecciones “libres y democráticas”.
Nunca he visto que un gobierno de marcado sesgo comunista y para colmo militar, haya entregado el poder por medio de elecciones democráticas. No ocurrió en la extinta Unión Soviética, no ha ocurrido en Corea del Norte, no ocurrió en la ex Yugoslavia, no ocurrió en Polonia ni Rumania ni Checoslovaquia, no ha ocurrido en Cuba y presumiblemente tampoco ocurrirá en Venezuela. Los comunistas tienen una patológica sed de poder que no tienen los demócratas, cuando están en la oposición dicen defender la democracias, los derechos de los pobres y los derechos humanos, pero cuando llegan al poder se transforman, además, no importa donde se encuentren, en qué lugar del mundo pero todos se obsesionan con los Estados Unidos y todos juegan a quebrar el poder del “Imperio”, cosa que se ha puesto de manifiesto aquí en Venezuela.
¿HABRÁ ELECCIONES?
El experimento de desalojar del poder a la Revolución Bolivariana por la vía de elecciones, a mi juicio, es más un ramillete de buenas intenciones que otra cosa. Sin embargo, la oposición democrática venezolana, a pesar que conoce muy bien esta situación, no tiene otro camino. En Venezuela las salidas de fuerza están descartadas, la oposición no está armada y carece de poder de convocatoria, presumiblemente, para defender un resultado electoral en la calle; por el contrario, el régimen posee un ejército “chavista”, más milicias armadas más un sinnúmero de colectivos que pudiesen en determinado momento intimidar y mantener a raya el descontento del sector de la sociedad desafecto o contrario al régimen.
A todas estas, las elecciones siguen pautadas para el 7 de octubre, el caudillo está enfermo y posiblemente no pueda dar la batalla que está dando su contrincante de la MUD. Ciertamente el gobierno en general no está pasando por sus mejores momentos, ha habido muchos escándalos de corrupción y señalamientos de narcotráfico así como manejos irregulares de las cárceles y el poder judicial y las metas del gobierno tampoco se han cumplido. Mucha propaganda pero hasta ahí. ¿Es posible que la candidatura de Capriles Radonski le gane al gobierno en unas elecciones libres? Posiblemente sí en el sentido que ciertamente tiene gente y tiene respaldo su candidatura, posiblemente incluso tenga suficiente fuerza para derrotar al gobierno en unas elecciones, pero la estrategia no puede limitarse a un evento electoral, ni dejar al candidato solo haciendo campaña; el país tiene que estar activado, movilizado en la calle y preparado para defender el resultado. Si esto no ocurre y si el margen es estrecho, el organismo electoral no va a reconocer una victoria opositora. Si por el contrario todas las “fuerzas vivas” del país se movilizan para defender lo que podría ser la última batalla por el rescate de la democracia y las libertades, muy posiblemente al gobierno no le pueda quedar más remedio que entregar el poder.
No creo que el gobierno pueda suspender las elecciones, no puede evitar el escenario electoral, creo que habrá elecciones el 7 de octubre, pero también creo que hay que estar preparados para defender los resultados en la calle. Sin embargo, a pesar de todo esto, dudo que el chavismo entregue el poder, al menos no de buena gana. Nuestro día “D” se acerca, las fuerzas aliadas representadas en la MUD se preparan para la batalla electoral del 7-O. Cualquier error táctico lo pagaremos con al menos 6 años más de revolución bonita.
jonathanplanchart@dialogopolitico.net
Prof. Planchart, esta claro que es un desestabilizador, que sus comentarios buscan sabotear la gestión y la continuidad en el gobierno del comandante Hugo Chavez, se nota que es de los que juega al desconocimiento del sentir del pueblo, es un vil lacayo, al servicio del imperio, n
No volveran!
Viva mi Cmdte. Chavez,esta puesto en el poder presidencial por Dios padre de mi Señpor Jesucristo porque es un hombre sabio,y de grandes conocimientos,ahora Venezuela si es una Republica Bolivariana llena de felicidad,donde los hombres y mujeres son verdaderos Guerreros Valientes,con sangre de nuestros Valiosos
Indios Caribes,viva la Justicia.