Por Silvina Ruiz Boyadjian
Por un lado, Brasil ha cerrado el año 2011 como la sexta economía del mundo y se ha situado como uno de los países más poderosos del planeta, su opinión en foros internacionales cada vez es más respetada gracias a sus buenas relaciones con Estados Unidos y a su posición en los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a su vez se muestra desarrollado respecto del turismo, con el futuro mundial 2014 y las olimpiadas 2016. Pero lo cierto es que en Brasil existe una estructura dicotómica en donde por un lado el país carioca se demuestra desarrollado pero por otro lado es el país con más desigualdad social de América Latina. De los 192 millones de habitantes, al menos un tercio se encuentra en situación de marginación total: no percibe siquiera el salario mínimo, ni tiene acceso a servicios educativos o de salud; más aún, tal como la prensa brasileña ha destacado últimamente, unos 30 millones de personas «no existen» oficialmente, es decir, carecen de cualquier tipo de documentación. Sin contar con la inseguridad que se vive a diario.
Dentro de Brasil hay terribles contradicciones regionales: en el norte, tremendamente agrícola y con la mayor parte de la población en la pobreza; y el sur, muy desarrollado y motor de la economía brasileña, especialmente concentrado en los núcleos de Sao Paulo y Rio de Janeiro. No obstante, según revela un estudio de la prestigiosa Fundación Getulio Vargas (FGV) titulado “De vuelta al país del futuro” los Estados brasileños que más han disminuido sus desigualdades tanto económicas como sociales, han sido los del noreste, tradicionalmente pobres. De uno de ellos, Pernambuco, donde nació Lula da Silva. En esta región existe una gran parte de la población dispuesta a dar el salto de la clase D (la más baja) para la clase C, según lo afirma Marcelo Neri, el economista de la Fundación Getulio Vargas. Desde 2003 hasta hoy más de 40 millones de personas salieron de la clase E (estado de pobreza) a la nueva clase C. Y esa nueva clase C, dado que no se vislumbran señales de que el ritmo de bajada de las desigualdades pueda detenerse por el momento, supondrá 118 millones de ciudadanos ya en 2014. Es una clase media, que aunque es todavía baja, posee ya una capacidad de adquisición de bienes de consumo superior a las de las clases altas y medio altas A y B. Se calcula que esa clase C emergente representa ya el 40% del PIB nacional. Por otra parte, Murillo de Aragao, presidente de la consultora Arko Advice, señala que la nueva clase media surge de la combinación de tres elementos: estabilidad económica, política de ingreso real y control de la inflación. “El gran activo del Gobierno de Lula fue la redistribución de la renta, los programas sociales y la expansión del crédito, que permitió el salto hacia delante de los pobres.
Según la misma investigación, en ese mismo periodo el sudeste, más rico, creció solo un 16%. No obstante, la élite económica brasileña está en la cima de los grandes consumidores mundiales, detrás de los chinos y de otros tigres asiáticos, en donde el consumo de productos de alta gama crece el 20% anual. Sao Paulo, la mayor ciudad del país, tiene una de las flotas de helicópteros más numerosas del mundo, y las ventas de coches deportivos Porsche aumentaron un 3.500% los últimos diez años.
Brasil ahora vive una encrucijada. Por un lado, ha alcanzado objetivos a nivel internacional y de comercio exterior. Un ejemplo de esto es que Brasil se aúpa como sexta potencia mundial pese a frenar su avance de 2011, logrando pasar por encima del Reino Unido. En concreto, la economía de Brasil experimentó en 2011 una expansión anual del 2,7%, una cifra que supone una brusca desaceleración respecto al 7,5% registrado el año anterior, según los datos publicados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Así también, Brasil lanzó un paquete de incentivo a su industria nacional en donde seestablecen incentivos fiscales y más financiación a industriales y exportadores, y prevé medidas contra la competencia desleal de importaciones. Rousseff afirmó: “No dudaremos en hacer todo lo necesario para defender nuestros empleos, la industria y el crecimiento económico”.
Es así como Brasil viene en un franco ascenso económico ya que obtuvo este ultimo marzo un superávit comercial de 2.019 millones de dólares en marzo, el más alto en lo que va de 2012, según lo informó el gobierno.
De hecho, la corriente comercial, sumando exportaciones e importaciones, alcanzó en 2012 el volumen más alto de la historia para un mes de marzo, con 39.803 millones de dólares.
A su vez, será sede del mundial de futbol 2014, aunque en recientes declaraciones el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, criticó los atrasos en obras de infraestructura y en la aprobación parlamentaria de una ley que regirá todo lo relativo al Mundial, hecho que lo tiene más que preocupado al gobierno de Rousseff.
Pero la mayoría de sus ciudadanos (que viven bajo el nivel de la pobreza) le piden al gobierno que esas mejoras también les afecten a ellos. Si bien es cierto que la llegada al poder de Lula le dio al país sudamericano un fuerte impulso, continuado por la actual presidenta, Dilma Rousseff, en el cargo desde 2010, ya que se ha hecho un esfuerzo importante en la reducción de desigualdades y reducción de pobreza. En 4 años consiguió una reducción de casi 10 puntos sin embargo se está demostrando que el actual sistema sigue siendo ineficaz en su política social para tantas demandas.
Uno de los sectores que se han mantenido más al margen de la expansión educativa en el país fue el sector rural, por ello a principios de abril la presidenta Dilma Rousseff anunció que invertirá unos 1.000 millones de dólares anuales para mejorar la educación en el campo. A su vez expresó: «Son 30.000 escuelas que van a recibir recursos para mantenimiento y reformas y otras 3.000 escuelas serán construidas hasta 2014». A su vez declaró que el programa apunta a beneficiar a pequeños agricultores, familias asentadas por la reforma agraria y comunidades de descendientes de esclavos conocidos como quilombolas.
Este programa abarcará gran parte de Brasil, ya que son casi 30 millones de brasileños que viven en el campo, en su mayoría productores pequeños y medianos.
Un caso claro de esta dicotomía estructural que vive Brasil es que volviendo a la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, mientras que el gobierno está invirtiendo todo en estos eventos, no reparó en los grupos más postergados de la sociedad que viven debajo de estadios, como el histórico Maracaná. Pocas personas reparan la presencia de más de unos 30 indígenas que viven en una parte contigua a esta catedral del fútbol brasileño y que tendrán que marcharse a causa de los trabajos de remodelación por 63,2 millones de dólares en la zona.
De este grupo está lleno en Brasil, son en este caso hombres y mujeres de unas 10 minorías étnicas, en su mayoría guaraníes, pataxos, kaingangues y gauajajaras.
Es incierta la suerte de los ocupantes ilegales. Tukano, quien proviene de una aldea en la zona profunda de la Amazonia, sólo ha escuchado rumores de lo que ocurrirá en la zona: que la convertirán en estacionamiento o en un centro comercial o simplemente un trayecto hacia el estadio. A su vez dijo que cuando los indígenas fueron a la ciudad, no tenían su propio espacio, carecían de dinero y tenían que dormir en las calles, entonces dijeron “’no hay nadie aquí, hagámoslo nuestro espacio”. Los indígenas saben que tendrán que irse, pero desconocen el cuándo y el cómo porque las autoridades no se los han informado oficialmente, ya que no saben qué hacer con estos grupos.
A su vez, donde ahora se construye un hermoso puerto en una vieja zona portuaria de Río de Janeiro, parte de un proyecto de 5.000 millones de dólares para embellecer la zona y atraer turistas de cara a los Juegos Olímpicos del 2016, un grupo de arqueólogos están trabajando en lo que se llamaba el muelle de Valongo.
Allí, arqueólogos calculan que hasta un millón de hombres y mujeres forzados a trabajar como esclavos en África pasaron por el muelle de Valongo, alguna vez el puerto de esclavos más activo del mundo. Hoy, en que Brasil crece a paso acelerado y gana presencia mundial, algunos académicos esperan que los collares, pulseras y estatuillas que surgen de la tierra sirvan para generar interés en la historia de esclavitud entre los brasileños.
Pero Tania Andrade Lima, directora del grupo de arqueólogos que realiza las excavaciones expresó: «Hay un deseo real de borrar Valongo del mapa, de hacer a un lado esta historia. Brasil nunca le hizo frente a esta parte de su historia».
Brasil recibió casi la mitad de los aproximadamente 10,7 millones de hombres y mujeres que cruzaron el Atlántico para ser vendidos como esclavos, comparado con los 645.000 que llegaron a Estados Unidos. Abolió la esclavitud en 1888 -fue el último país de las Américas en hacerlo- y su legado todavía pesa en los descendientes de los esclavos.
Hoy, casi la mitad de una población de 192 millones de habitantes se describe a sí misma en los censos como negra o con sangre negra, y a pesar de los programas para combatir la pobreza que elevaron sus ingresos en un 56%, término promedio, ganan un 57% de lo que perciben los blancos.
A su vez, Rousseff debe enfrentar al gran problema de las favelas que se han convertido en feudos para los narcos del país. El censo del 2010 fue el primero en el cual los investigadores del IBGE demostraron que la población de las favelas de Brasil casi se duplicó hasta 12 millones de personas en los últimos cinco años, según datos del Censo. El gobierno en el año 2011 invirtió 55 millones de dólares en servicios públicos esenciales para las favelas. Y entre mediados y fines del año pasado se expulsó de la Rocinha a los narcotraficantes que actuaban allí, movilizando 3.000 hombres de la Policía Militar, de la Federal y marines de guerra. La Rocinha es la mayor favela de Brasil y al mismo tiempo es el bastión del grupo narcotraficante Amigos Dos Amigos (ADA), mientras que el Complexo do Alemao –que aglutina un conjunto de 13 favelas en la Zona Norte– se consideró el lugar más peligroso de Río y a su vez, el bastión del Comando Vermelho (CV), la mayor facción del narcotráfico carioca. A finales de marzo de este año se asesinó a un líder comunitario de la favela Rocinha, la sexta muerte por ajuste de cuentas en este antiguo feudo de narcotraficantes, lo que muestra que los narcotraficantes intentan recuperar su territorio. No obstante, el gobierno mandó un refuerzo de 130 oficiales a dicha favela. Estos homicidios muestran que la Rocinha es un territorio donde aún hay muchos conflictos.
Por otro lado, unos 750 policías de élite comenzaron a ocupar dos de las 12 favelas del Complexo do Alemao, ex bastión de narcotraficantes de la zona norte de Rio, reconquistado a fines del 2010 por el ejército. Esta operación es la primera etapa para la instalación de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), una policía especialmente entrenada para mantener el orden en las favelas reconquistadas tras la partida de los militares que desde fines del 2010 están a cargo de la seguridad de estos barrios.
La realidad es que luego de tantos años de dominio (de los narcotraficantes), es difícil retomar el control. Aún no hay suficiente presencia del Estado, con políticas sociales. La policía no alcanza.
Y al respecto de la policía, a principios de febrero de este año, se inició un paro de policías en reclamo de mejoras salariales en el estado de Bahia, dejando como saldo (a causa de la ausencia de autoridades policiales) 87 homicidios y violentos saqueos. Esta situación deja al descubierto que en momentos en que Brasil parece un país moderno, integrado, hay niveles de violencia muy altos y una arquitectura jurídico-político-institucional muy precaria para lidiar con conflictos de este orden.
Respecto de la Justicia, existe en el tapete un serio debate sobre relaciones sexuales con menores. Ya que el Superior Tribunal de Justicia, principal sala de apelaciones, determinó a fin de marzo de este año que un hombre acusado de violar a tres niñas de 12 años no podía ser declarado culpable de violación por una serie de condiciones atenuantes.
Según el fallo del tribunal, las tres niñas ya se habían prostituido antes de tener relaciones con el acusado, además de que el caso ocurrió en 2002, antes de que en 2009 la ley penal fuera modificada para tipificar el sexo con menores como violación.
La decisión fue recibida con estupor por entidades de derechos humanos y el gobierno, que anunciaron acciones para revisar el fallo.
Por su parte, una agencia de Naciones Unidas calificó como lamentable que la máxima corte de apelaciones de Brasil dictaminara que tener sexuales con un menor de 12 años no constituye necesariamente estupro.
El jefe de la oficina de refugiados de Naciones Unidas para Sudamérica en un comunicado que «la vida sexual de un niño no puede ser utilizada para revocar sus derechos».
No obstante, según una encuesta realizada por la encuestadora Ibope, divulgada a principios de abril de este año, la gestión de la presidenta brasileña Dilma Rousseff subió a un 77% de aprobación. Se trata de la mejor evaluación de la mandataria desde que asumió el poder el 1 de enero de 2010.
La popularidad de Rousseff superó a la de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, quien en el inicio de su segundo año de mandato en 2004 contaba con 34% de aprobación. No obstante, Lula tenía más de 80% de popularidad en todas las encuestas cuando entregó el poder a la actual mandataria.
Un dato favorable para Rousseff es que 60% de los encuestados consideró que su gobierno está siendo igual al de Lula, en el cual la presidenta ocupó altos cargos.
Al respecto de Lula, a principios de abril de este año ya se declaró que el tumor linfático que tenía desapareció. Por lo que Lula expresó: “la compañera Dilma fue una de las personas que más ánimo le dio en los peores momentos. También agradezco fuerza que recibí de todo el pueblo, así como la solidaridad de todos aquellos que creen en el futuro de Brasil”.
Lo cierto es que Brasil tiene un largo camino por recorrer aun, teniendo en cuenta que recién viene de 27 años de democracia.
Al respecto, el 29 de marzo en Rio de Janeiro, militares retirados de avanzada edad realizaron un acto conmemorativo por el Golpe de Estado de 1964. Y cientos de brasileños protestaron frente a la sede del Club contra dicha celebración. Los congregados, entre los que había estudiantes y militantes de partidos de izquierda, increparon a los militares, los llamaron “asesinos”, “nazis” y “cobardes”. Algunos activistas mostraban fotografías de muertos, torturados y desaparecidos de la dictadura y depositaron velas frente a la fachada del club para recordarlos.
La llamada Comisión de la Verdad, cuya creación fue aprobada por el Congreso a finales del año pasado, todavía no tiene fecha para ser instaurada y no va a tener el poder de presentar cargos penales contra los que cometieron crímenes en la época, debido a la ley de Amnistía de 1979 que permitió el regreso de la democracia. Es que a diferencia de Argentina, Chile y Uruguay, que también tuvieron gobiernos militares represivos, Brasil nunca ha realizado una investigación formal de los abusos a los derechos humanos durante la dictadura que rigió de 1964 a 1985. Un estudio reciente del gobierno brasileño indicó que 475 personas fueron muertas o «desaparecidas» por agentes del gobierno militar.
Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) declaró en el 2010 sin “efectos jurídicos” la ley de amnistía y ordenó a Brasil que determine responsabilidades penales y sanciones por la detención arbitraria, tortura y desaparición forzada de cerca de 70 personas de la guerrilla del Araguaia. Pero la Corte Suprema había corroborado ese año la validez de la ley de amnistía y ha insistido en que no puede revisarse.
Pero a principios de marzo en Brasilia, se presentó la primera demanda penal por crímenes durante la dictadura (1964-85), lo que despierta la esperanza de familiares de víctimas del régimen.
La ex presa política Cecilia Coimbra, presidenta del grupo Tortura Nunca Más, que reúne a familiares de víctimas de la dictadura expresó “Esta acción es extremamente importante para nosotros, fundamentalmente porque esas personas van a ser llamadas a explicar lo que hicieron, tendrán que salir de las sombras”. Asimismo el presidente de la ONG Justicia y Derechos Humanos, Jair Krischke dijo: “Esta acción puede desenmascarar la represión horrible que hubo en toda esa región y es una oportunidad de reabrir el debate sobre la ley de amnistía”.
La acción enciende la polémica en Brasil, que acaba de crear una Comisión de la Verdad destinada a esclarecer los delitos de la dictadura. La Comisión, sancionada en noviembre por la presidenta Dilma Rousseff, una ex guerrillera que sufrió tortura y cárcel durante el régimen militar, no conlleva acciones penales pero levantó recientemente la ira de sectores de las fuerzas armadas.
Respecto a esta Comisión, la ONU felicitó la decisión del Ministerio Público de Brasil de intentar abrir un proceso contra un coronel al que se responsabiliza de la desaparición de 5 personas durante la dictadura militar (1964-1985) y lo consideró un paso inicial, pero crucial, contra la impunidad que rodea ese periodo. “Lo vemos como un primer y crucial paso en la lucha contra la impunidad que ha rodeado el periodo del gobierno militar en Brasil”, declaró en Ginebra el portavoz de la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Rupert Colville.
Respecto de su política exterior, la agenda de este semestre es muy importante yaque el 9 de abril, Obama hará de anfitrión con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. Para Rousseff, que recibió a Obama en Brasil en marzo de 2011, será su primera visita oficial a Estados Unidos como presidenta.
El viaje tendrá como tema prioritario la cooperación en las áreas de ciencia, tecnología e innovación, dijo el ministro de Educación brasilero, Aloizio Mercadante, donde visitaran las universidades de Harvard y Massachusetts Institute of Technology (MIT). No obstante, es evidente que hay otros temas, como incrementar las relaciones comerciales y debatir la agenda internacional de interés común de los países.
En Washington, Rousseff discutirá con Obama el programa estadounidense Educar para Innovar, que busca orientar a alumnos de nivel medio a las áreas de ingenierías y ciencias exactas.
Los presidentes también discutirán la cooperación con el programa brasileño Ciencia sin Fronteras, que busca enviar estudiantes brasileños a las universidades mejor calificadas en todo el mundo en diversos campos científicos. Estados Unidos es uno de los países que más estudiantes brasileños van a recibir dentro del programa.
En Harvard, Rousseff también tiene previsto pronunciar un discurso en la Escuela de Gobierno (Kennedy School of Government) y se encontrará con investigadores brasileños de alto nivel radicados en Estados Unidos.
Brasil y Estados Unidos han tenido en negociación los últimos años un tratado de salvaguardias que permitiría a empresas norteamericanas lanzar satélites desde la base brasileña de Alcántara, en el noreste del país. El tratado busca dar garantías a las empresas de que la información de su satélite estará protegida.
Aunque lo cierto es que, hay una creciente tensión entre ambos países. Los funcionarios brasileros están ofendidos porque, pese al surgimiento de Brasil como una potencia global emergente, la Casa Blanca no ha concedido al viaje de Rousseff el estatus de “visita de estado”, la distinción diplomática de más alto nivel. Las visitas de estado generalmente incluyen una cena de etiqueta en la Casa Blanca, un discurso formal del líder visitante ante el Congreso, y una serie de eventos culturales de alto perfil.
La explicación de la Casa Blanca fue que, como este es un año electoral en Estados Unidos, Obama no concede visitas de estado. Pero la prensa brasilera advirtió rápidamente que el Primer Ministro británico David Cameron haría una visita de estado a Estados Unidos dos semanas antes del viaje de Rousseff.
A su vez, los funcionarios estadounidenses están frustrados por el apoyo explícito o tácito de Brasil con algunas de las peores dictaduras del mundo, especialmente con Irán. Y, aunque los funcionarios de Estados Unidos tienen mejor opinión de Rousseff que de su predecesor Luiz Inácio Lula da Silva, quedaron consternados cuando durante su reciente visita a Cuba, Rousseff criticó los abusos de derechos humanos perpetrados en la base estadounidense de Guantánamo, pero no dijo ni una palabra sobre los abusos de derechos humanos en Cuba.
De todos modos, según la Casa Blanca, Brasil y Estados Unidos también quieren aprovechar la ocasión para promover la integración regional en vísperas de la VI Cumbre de las Américas próxima, que tendrá lugar los días 14 y 15 de abril en Cartagena, Colombia.
Luego, el 16 de abril, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, viajará a Brasil, al terminar la Cumbre de las Américas. La visita, tiene como objetivo participar en el “diálogo sobre asociación global” que lanzaron ambos países el año pasado, así como en la iniciativa de “gobiernos abiertos”.
La visita de Clinton servirá para explorar más formas de expandir la cooperación bilateral y trilateral en asuntos regionales y globales.
silvinaRuizBoyadjian@dialogopolitico.net
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