Por Carlos Ernesto Rodríguez
No es “Izquierda contra Derecha” sino “Izquierda vs Izquierda”
Cuando revisamos las cifras económicas y sociales de la región, una de las principales características es la desigualdad. América Latina es después del África Subsahariana la región con mayor desigualdad del mundo. Así, tenemos que en buena parte de nuestros países una pequeña parte de la población concentra gran parte de los ingresos y el grueso de los habitantes se reparte un pequeño trozo del PIB.
En la segunda mitad del siglo XX y coincidiendo con la guerra fría y el mundo manejado desde la bipolaridad política, con dos grandes potencias como la URSS y los EEUU enfrentados por el dominio del mundo se dieron en América Latina dos eventos que a su vez dieron pie a otros movimientos o expresiones políticas que solemos definir como de “Izquierda”.
El primero de estos eventos fue La Revolución Cubana. Esta lucha en plena guerra fría en la cual un grupo de jóvenes deja su vida y se adentra en la Sierra Maestra con la idea de avanzar en una guerra de guerrillas para luchar contra una dictadura corrupta, definitivamente enganchó a buena parte de la juventud latinoamericana de la época. La Revolución Cubana tuvo en su momento todo lo que una historia tiene para gustar: épica, un villano, héroes y una figura simbólica que además no envejece como lo es el Che Guevara.
El otro evento importante es la aparición de la Teología de la Liberación como movimiento dentro de la Iglesia Católica. Cuando los Obispos Latinoamericanos se reúnen en Medellín en 1968 y comienzan a hablar de conceptos como la opción preferencial por los pobres, cuando hablan de que la salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre y cuando acuñan la frase “La Iglesia De los pobres y no la Iglesia Por los pobres” comienza un movimiento que tiene un impacto gigante en Latinoamérica, incluso más que la Revolución Cubana, puesto que incluye a la religión y sobre todo a los sacerdotes latinoamericanos en la discusión política.
Algunos incluso llegan a formar parte de movimiento guerrilleros, como Camilo Torres o “El Cura” Pérez (Gregorio Manuel Pérez Martínez).
A partir de estos eventos y muchos otros, la izquierda latinoamericana ha desarrollado durante años una historia de reivindicaciones económicas, políticas y sociales con la intención de llegar al gobierno y aplicar políticas que permitan disminuir la desigualdad en la distribución de recursos, y aumentar la calidad de vida de todos los habitantes de la región.
Sin embargo, con la caída del muro de Berlín la Guerra Fría terminó y el escenario político y económico mundial cambió. A partir de allí la izquierda latinoamericana se ha dividido en dos grandes bloques. De esto habla Teodoro Petkoff en su libro “Las dos izquierdas”.
Un primer grupo de movimientos, gobiernos y líderes de izquierda que particularmente llamo la “Izquierda ortodoxa”. Este grupo permanece en el pensamiento de que el estado debe participar en la economía de manera activa, haciendo incluso el papel de empresario, negando en algunos casos la posibilidad de convivir con el mercado económico mundial y rivalizando con el sector privado, con los empresarios. Son críticos del mercado económico mundial y del capitalismo como forma de intercambio de bienes y servicios.
Este grupo se encuentra expresado hoy por hoy en la Alianza Bolivariana para Las Américas (ALBA), que lidera Hugo Chávez y cuenta con la presencia de Cuba, Bolivia, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, entre otros. Y tienen como bandera el llamado “Socialismo del Siglo XXI”.
Por otro lado, ha surgido otra izquierda, que yo llamaría “Izquierda progresista”. Estos movimientos, partidos, gobiernos y líderes han entendido que el mercado económico mundial es imperfecto y muchas veces injusto, pero que es una realidad y que no se puede repartir riqueza si no se genera antes. Suelen convivir con el sector privado de la economía sin mayores problemas, dejando al estado la participación en sectores muy específicos de la economía y dándole un papel de árbitro del juego económico más que de jugador.
Entienden que el mercado permite generar riqueza y que el estado a través de programas de ayuda puede hacer mucho por disminuir las desigualdades económicas.
En esta corriente de pensamiento se inscriben el Brasil de Lula o Dilma, Chile bajo el gobierno de La Concertación muy especialmente con Michelle Bachelet y Ricardo Lagos o Uruguay con Pepe Mujica o Tabaré Vázquez, entre algunos otros.
De manera que en Latinoamérica nos encontramos con la confrontación dos mensajes de “Izquierda” más que entre una clásica confrontación “Derecha vs Izquierda”.
Las cifras económicas exitosas, el crecimiento de algunos países y la disminución de la pobreza en países como Chile o Brasil parecen estar dándole la razón a la Izquierda Progresista.
carlosrodriguez@dialogopolitico.net
Me llama la atención la afirmación de la izquierda progresista cuando dice que «el mercado económico mundial es imperfecto y muchas veces injusto, pero que es una realidad y que no se puede repartir riqueza si no se genera antes.»
A pesar de que esto suena en principio correcto, me queda la duda de como puede conciliarse la generación de riqueza de forma sostenible tras el paso de diferentes administraciones politicas por una cabeza de gobierno. Creo que un tejido industrial, bancario o en definitiva cualquier empresa publica (en manos del estados) es mas bien corrompible a largo plazo y menos sujeto a adaptarse a los cambios que exige la globalización de los mercados.
Un ejemplo lo vemos ahora con el caso bankia donde el señor Rato, designado por el PP en España, llevó a bankia a una quiebra técnica (estado actual del banco para el 17 de mayo). Entiéndase que es practicamente imposible vaticinar que hubiera sido de bankia y sus miembros fusionados, si enrte ellos la Comunidad de Madrid no tuviese una importanet participación accionaria.
Me da la impresión que una empresa en manos públicas (a no ser claro que de un beneficio social importante, como la sanidad) equivale a cobrar y darse el vuelto, p.e.j. el banco de españa avaló la fusión de una empresa de la comunidad de madrid, caja madrid.
De la premisa inicial de la izquierda progresista creo que la propiedad de empresas publicas deben transferirse al sector privado en su mejor momento, mientras den ganancias, a precios justos, evitando así el corrompimiento de ellas con el pasar del tiempo. Creo que con Caja Madrid se les hizo muy tarde.
Thanks for posting thiss