Por Jonathan Planchart Lehrmann
Dos de los personajes con mayor bagaje intelectual y moral en tanto en cuanto sus respectivas trayectorias; Teodoro, con su pasado de hombre de izquierda, economista, autor de libros, llegando a ocupar el cargo de diputado en el extinto Congreso de la República de Venezuela y Ministro de Planificación durante el segundo gobierno de Rafael Caldera, fundador del Movimiento al Socialismo (MAS), agrupación política de izquierda que, a diferencia del Partido Comunista de Venezuela (PCV), no recibía líneas y actuaba de manera independiente al Partido Comunista Soviético, actualmente demócrata y liberal converso, en la actualidad editor del diario crítico y político Tal Cual; entre tanto Diego, con su pasado socialdemócrata, abogado, llegó a ocupar la Gobernación del Distrito Federal bajo el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, posteriormente se destacó a nivel diplomático como representante de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), llegando a ser Presidente del Consejo de Seguridad de la ONU. Ambos lograron notoriedad en la política venezolana desde la década de los 60, a su vez, ambos con cierto “empuje” entre el electorado femenino criollo, y ambos críticos y, por qué no decirlo, férreos y muy notorios opositores al régimen de Hugo Chávez.
Sin embargo, en este último aspecto, hay diferencias notables entre ellos; Teodoro cree en una salida electoral al gobierno del socialismo del siglo XXI en las eventuales elecciones presidenciales del 2.012, mientras que Diego no cree en una salida electoral. Ambos tienen sus argumentos. ¿Cuál el más razonable? Veamos.
Recientemente en un programa de televisión donde entrevistaban a Teodoro Petkoff, quien señaló, entre otras cosas, la posibilidad fáctica de una victoria por parte de la oposición venezolana sentada en la Mesa de la Unidad Democrática en las elecciones de 2.012, contra un Hugo Chávez maltrecho por causa de su infinita torpeza. Para defender esta posición Teodoro señalaba la baja consistente que viene presentando el Comandante de la Revolución desde el 2.007, haciendo hincapié en que en las elecciones del 2.006 ganó ante un Manuel Rosales con un 62 % de los votos, mientras que al año siguiente perdía el Referéndum constitucional, manteniéndose desde entonces a duras penas con un 50 % de la intención de voto del electorado, con tendencia a la baja, según lo que señalan las encuestas, que lo ubicarían en el orden del 42-48 % del electorado, cifra que podría “subir o bajar”, dependiendo de la habilidad de los integrantes de la coalición opositora y de la estrategia que pueda utilizar el mismo Chávez, ya que cuenta con recursos económicos, logísticos y mediáticos, a la vez que el Estado como un todo para ello. Sin embargo, se muestra optimista, y piensa que el escenario electoral debería ser favorable a la oposición y el presidente “estaría obligado a entregar el poder”, para luego pasar a ser oposición al nuevo gobierno. Resalta, sin embargo, que el nuevo gobierno no las tendría para nada fácil, ya que contará con un Parlamento y un Poder Judicial (¿Y unas Fuerzas Armadas, agregaría yo?) leales a Hugo Chávez. Asimismo, hizo referencia de manera pública a Diego Arria, como ejemplo de lo que él no entiende de ciertas posturas de algunos personajes que creen que la situación política venezolana se va a solucionar “mandando a Chávez a La Haya”, desconociendo esta realidad y la de un importante porcentaje de venezolanos que aún creen y respaldan el proyecto chavista.
Diego Arria, por su parte, dice no entender la actitud de ciertos políticos venezolanos, cuando para él estaría claro que el proyecto de Hugo Chávez es no solo personalista sino hegemónico, y que éste no tiene en mente dejar el poder bajo ninguna circunstancia, siendo que utilizaría las elecciones para darle un “barniz democrático” a su régimen, otorgándole a la oposición ciertos espacios de poder, lo cual le permitiría ufanarse ante la comunidad internacional de su “talante democrático”; por tanto, su inédita revolución sería democrática. Diego Arria no llama abiertamente a la rebelión civil, pero sí cree que los partidos y demás factores de la vida nacional debería asumir una actitud de Resistencia frente a lo que él llamaría un régimen criminal y totalitario, por lo tanto, la única vía para salir del régimen sería forzarlo a colapsar, a fin de salvar la patria. Muchos pensarían que a Diego Arria lo movería un sentimiento personal contra Hugo Chávez, por haberle, según él, arrebatado su finca “Las Carolinas”. A decir verdad, este fue un acto sin sentido, podría tratarse de una venganza personal dado que esa finca estaba productiva, y dado que no se produjo un procedimiento de expropiación ajustado a derecho ni pago justo alguno.
A fin de cuentas, ¿Quién tiene razón? ¿Cuál postura es más objetiva? A mi entender, una salida electoral sería lo más deseable y más conveniente para la nación, de eso no hay duda, pero soy de los que piensan como Arria, que Hugo Chávez no piensa ni remotamente abandonar el poder bajo circunstancia electoral alguna, ya que su proyecto es “fosilizarse” en Miraflores. Suscribo la tesis de Arria en cuanto a que el órgano electoral venezolano convoca a elecciones para darle al gobierno un barniz democrático, otorgándole algunos espacios a sectores opositores. Ahora, yo no pienso esto porque se me ocurre, los hechos parecen demostrar que Hugo Chávez llegó al poder para ejercerlo como si de un Fidel Castro se tratase. Para empezar, su régimen se inspira en la dictadura cubana, pero también en la de Gadafi, Saddam Hussein, Lukashenko y otros mandatarios “amigos”. Originalmente no pensó en llegar al poder por elecciones, pero tomada esta decisión, ha invertido mucho tiempo en usar la democracia para desvirtuarla desde el poder; su primer paso, llamar a una Constituyente, “auto dotada” de poderes originarios, para luego confeccionar una Constitución a su medida, en la que la característica más resaltante fue la de llevar el período presidencial de 5 años a 6 con reelección, de paso, se anotó de contrabando 2 años más en el poder cuando se juramentó ante la nueva Constitución, para luego establecer, vía Referéndum, la reelección indefinida.Además, para nadie es un secreto la injerencia solicitada del régimen castrista, quien asesora prácticamente en todo al mandatario y su gobierno, desde anillos de seguridad, pasando por el sector salud hasta registros, notarias, identificación y extranjería, y el sector castrense. Hasta una ministra cubana estuvo implicada en el caso PDVAL. Esto sin contar la creación de milicias y el intento de lavado ideológico actualmente en curso de las fuerzas armadas venezolanas, desde cambios de uniforme, pasando por el “Patria, Socialismo o Muerte” cubano que hoy cantan los militares venezolanos, hasta el apellido “Bolivariano” que hoy se da a los componentes armados y policiales, cual brazos del proyecto con que se identifica al partido de gobierno y su gobierno mismo, denominado “Revolución Bolivariana”.
Todos estos detalles sin entrar a detallar los cánticos del 2.021, 2.030 etc., y sin escudriñar lo declarado en numerosas publicaciones y documentos sobre el MBR-200, Hugo Chávez y su Revolución del Siglo XXI.
También resulta preocupante el hecho que hoy por hoy en Consejo Nacional Electoral es algo así como el Ministerio de Elecciones del Gobierno Revolucionario, sin contar con que toda la estructura del Estado está al servicio del proyecto político del presidente, y que tanto éste como muchos allegados y actores del gobierno tienen mucho que perder de llegar a salir Chávez del poder, única circunstancia que les garantiza impunidad frente al país y frente al mundo también. Hay muchos miles de millones de dólares que están en juego y no desean tener que rendir cuentas ante tribunal, persona u opinión pública nacional o internacional alguna.
Por todas esas razones, me resulta un tanto ingenuo pensar que con elecciones va a haber o va a consolidarse un cambio de régimen en Venezuela. Sin embargo, la oposición ya aceptó el reto electoral. En 2.012, veremos quién tenía la razón.
jonathanplanchart@dialogopolitico.net
Estimado Prof. Planchart, peca Ud. de presentar un análisis poco serio de las diferencias en las posturas de Pekotff y de Arria. Si leo entre líneas Ud., como esa minoría de linealpensantes más radicales de uno de los polos del país, que afortunadamente hoy es minoría, ven la salida de Chávez fuera del margen legal, de las vías democráticas. Suscribo la postura de Pekotff, que es, en mi opinión, la de la mayoría de los venezolanos que vemos solución en un proceso electoral, del cual todos debemos ser vigilantes y promotores. Sólo la salida electoral garantiza la paz de la República más allá de las pretensiones continuístas y de charreteras militares.
Insólito… es que acaso cree que el gobierno va a esperar acatar una decisión tomada fuera de las fronteras, estas equivocadísimo, deberías informarte que es lo que piensa el ciudadano de a píe.
Queremos elecciones ya!!
Estoy de acuerdo solo en parte, es mejor ir a elecciones pero no se si reconocerá en caso de que pierda.