Por Jonathan Planchart Lehrmann
Este miércoles 10 de marzo de 2.010, ocurrió un hecho bastante polémico en el seno del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ); los jueces, en pleno, decidieron “autojubilarse”, con reserva de la Magistrada Rosa Mármol de León. Si esta información es cierta -porque a mi modo de ver está sujeta a verificación toda vez que la misma no aparece en la página oficial del TSJ en Internet, tan solo circula en la web una resolución sin fecha numerada genéricamente 2010-00, sin sellos ni firmas, por lo que podría inferirse que se trata un proyecto de resolución, sin embargo, parece ser un hecho cierto la especie- habrá que estar atentos a lo que pueda ocurrir en esa instancia, toda vez que parece más que una decisión completamente antiética y altamente reprochable, una peligrosa jugada a la institucionalidad del estado venezolano. Una renuncia en pleno disfrazada de jubilación de magistrados no es algo normal.
Si ello es así, estamos ante diversos escenarios, ya que raya en lo absurdo que ocurra esta situación, de lo que podrían interpretarse varias lecturas hasta que un vocero autorizado del TSJ, como podría ser Doña Luisa Estela Morales Lamuño (como sabrán, desde que dijo que la división de poderes divide al Estado –sic- para este humilde abogado la Señora que preside el poder judicial -con minúscula- venezolano no merece ser llamada Abogado ni mucho menos Doctora), explique si es cierta o no dicha polémica resolución altamente contrarrevolucionaria y antiética, por demás.
Primera lectura: Instrucción de Miraflores.
Contrariamente a la opinión de los colegas Juan Carlos Apitz y Gerardo Fernández, quienes abruptamente opinaron que se debía a la inminente aprobación de la Ley de Emolumentos, la cual fijaría un tope a los salarios de los altos funcionarios de la administración pública, decidieron entonces jubilarse con los salarios actuales, para no ver afectados sus intereses patrimoniales luego de la entrada en vigencia de esta ley. Pareciera una decisión cónsona, pero sin duda un acuerdo así levantaría mucho polvo ante la opinión pública y especialmente ante la mirada vigilante de su jefe máximo, el cual no es otro que el líder de la revolución bonita. Si ello fuese así, ¿Por qué el Jefe de Estado no ha criticado aún y, como es su costumbre, expuesto al escarnio público esta decisión de los magistrados? Ayer jueves el comandante del máximo tribunal tuvo presencia mediática en radio y T.V. y no hizo mención alguna al fulano acuerdo.
Por otra parte, las declaraciones de Carlos Escarrá y la visceral Cilia Flores han sido más bien tibias ante el asunto, refiriéndose el mismo Escarrá Malavé a que actualmente los magistrados solo ganan 30 mil bolos.. Tascón, para adobar la cuestión sorprendido dice que “nunca he visto a alguien que se jubilara y siguiera trabajando”, por supuesto diputado, yo tampoco (le replico yo) si se jubilan, tendrán que colgar el trapo, perdón, la toga roja, y ustedes diputados rojo-rojitos tendrán que verse en la ardua tarea de elegir 31 o 32 magistrados rojo-rojitos químicamente puros, dado que a los actuales el período se les estaría venciendo en medio de una presumible Asamblea Nacional balanceada, como previsiblemente quedará luego del 26 de septiembre, y ante tal escenario, lo mejor es blindar el supremo por 12 años, no vaya a ser que al próximo Parlamento se le ocurra meter jueces escuálidos en al alto tribunal. ¿Será esta la verdadera razón tras bastidores de la fulana jubilación, que en la práctica es lo mismo que una renuncia masiva? Solo el tiempo lo dirá, pero a mi entender es la principal razón, y la refuerzo aún más toda vez que los diputados dizque revolucionarios, ante dicha decisión completamente antirevolucionaria y antiética (vean los foros de aporrea.org sobre este tema), no dicen mayor caso y en vez de ellos son los diputados de Podemos quienes piden se realice una investigación en torno a este asunto. Hay que tener cuidado con esto porque los jueces son en última instancia los que deciden y 32 jueces rojos-rojitos de nuevo sería una mala señal para los que luchamos por el regreso del Estado de Derecho y de Justicia a Venezuela.
Segunda Lectura: El tema de la Ley de Emolumentos: Para considerar esta lectura, habría que pasearse por esta escena: Doña Luisa Estela Morales llamando al resto de sus colegas para una reunión urgente de Sala Plena, planteando la necesidad de jubilarse ahora que ganan entre 30 y 50 palos antes que aprueben la fulana ley esa y les rebajen el salario a solo 14 palos, a lo que el resto de los magistrados diría un unánime ¡sí! sin medir las consecuencias políticas y en términos de opinión pública de tal hazaña y, sobre todo, SIN CONSULTARLO CON EL COMANDANTE… ¿Se atreverían a hacer eso sin consultarlo antes con Esteban? Dr. Apitz, Dr. Fernández, con el mayor de los respetos, sinceramente no lo creo. Además, parafraseando a Tascón, ¿quién se jubila y sigue trabajando?
Tercera Lectura: Crisis institucional: En otro país una jugada así podría verse como una renuncia en pleno disfrazada de jubilación masiva, síntoma de una crisis institucional profunda –que la hay- pero en la Venezuela revolucionaria y bonita, donde jueces y diputados no son más que focas amaestradas que aplauden los delirios de su amo, tampoco lo creo.
Estimo que no hay más lecturas posibles a esta aparentemente cierta resolución del TSJ. En mi opinión, la oposición venezolana debe estar muy atenta a lo que pueda pasar tanto en el TSJ como en la AN en los próximos días.
jonathaplanchart@dialogopolitico.net