Por Jonathan Planchart Lehrmann
En su mensaje anual al Congreso (Asamblea Nacional) de este viernes 15 de enero de 2.010, los venezolanos nuevamente fuimos testigos de un acto más de cinismo descarado del líder de la revuelta (que no revolución) chavista: Ofreció en cadena nacional de radio y T.V. un “aumento” de un 10 % del salario mínimo a partir de marzo de este año y otro 15 % a partir de septiembre, para un gran total de un 25 %. Increíble. Más increíble aún fue ver una partida de diputados, ministros y gobernadores, entre otra fauna funcionarial, transmutados en focas aplaudiendo a rabiar las genialidades del líder. El que no aplaude no come.
Sucede que en la Venezuela chavista ocurren las más disímiles contradicciones. Por un lado, hace apenas una semana, el líder decide devaluar la moneda en un 100 % con respecto al dólar, de 2,15 a 4,30 BsF/Dólar, es decir, que de un día para otro el valor de la moneda nacional pasa a valer exactamente un 50 % menos, la mitad. Así de simple. En compensación, la revolución premia a los trabajadores con un 25 % de incremento de salario –sin contar la previsible inflación que habrá en los 6 meses de marzo a septiembre-. Ni Rockefeller, ni Bill Gates ni el más infame personaje de la oligarquía mundial se hubiera atrevido a tal estrategia. Veamos:
Antes del “desajuste cambiario”, el gobierno percibía BsF. 2,15 por cada dólar que ingresara al Tesoro Nacional, luego del desajuste, recibirá Bs.F 4,30 por cada dólar. Exactamente el doble. Es decir, el Ejecutivo dispondrá del doble de bolívares fuertes a partir del anuncio de la medida devaluacionista. Duplicó sus ingresos, pues. Es como ir al casino, apostar al rojo y ganar en la ruleta. Doble o nada. El estado tiene ahora el doble de lo que hubiese tenido para pagar los mismos sueldos y salarios, sin embargo, estos los aumentó en solo un 10 % después de la devaluación –hasta un 25 % en su segunda fase-. Asombroso. Yo, Estado te debo pagar a ti empleado público 100, entonces decido devaluar y por cada dólar ya no me ingresan 100 sino 200, pero te sigo debiendo los mismos 100, te aumento un 10 % para que no llores, por lo que me corresponde pagarte ahora 110 (y 125 en septiembre), por lo que a mí, Estado, después de pagarte tus 110 (o 125 en septiembre) te robo, me quedo, te estafo, te especulo, como quieras llamarlo, me embolsillo 90 BsF (o 75 BsF después de septiembre (200-110=90, 200-125=75), es decir, me hice más rico a costa tuya, sin contar con que durante enero y febrero me embolsillo los 100 completicos por cada 100 que te pago. Una vulgar estafa.
Para que entendamos, la Ley de Presupuesto del año 2.010, fue elaborada en base a un dólar de 2,15 ya que, según los filósofos de la economía del gobierno, no estaba prevista devaluación alguna, porque, entre otras cosas, la economía venezolana era “inmune” a la crisis financiara del capitalismo mundial así el petróleo cayera a “cero” –palabras del presi-, gracias a las recetas del socialismo del siglo XXI, la revolución, bla, bla, bla, etc; pues bien, resulta que si calcularon el presupuesto de este año con un dólar a 2,15, por consiguiente todos los sueldos y salarios de la administración pública central y descentralizadas estaban ya cubiertos, presupuestados, de ahí la palabra presupuesto; entonces, si decide el Gobierno incrementarse en un 100 % su presupuesto vía devaluación, es porque va a disponer de una cantidad de recursos equivalentes a ese mismo presupuesto gastando exactamente la mitad, como acabamos de ver porque, hasta los aumentos de ley de los sueldos estaban presupuestados –la Ley Orgánica del Trabajo establece que todos los años debe aumentarse los sueldos- de acuerdo a la inflación, por lo que el robo es de un 100 % neto. Qué maravilla. Ni a la Cosa Nostra se le hubiese ocurrido tal cosa. Al Capone es un amateur en estas ligas frente a Chávez y su combo. La verdad es que uno pensaría que de pronto la ignorancia podría dar para tanto, pero qué va, acá hay lo que llaman los penalistas premeditación y alevosía. Vicisitudes de una economía socialista, robolucionaria y boliburguesa. Socialismo capitalista y habría que agregarle hamponil. Las cosas por su nombre. Hasta cuándo!
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