En este artículo, Rafael Arráiz Lucca presenta una interesante entrevista realizada en 1990 a Teodoro Petkoff, en ella expone una visión sobre economía de mercado en un sistema socialista, el papel del estado, el pensamiento de izquierda y la utopía.
Dialogo Político, en aras de contribuir con esté espacio de opinión política, considera oportuna la publicación de este artículo, tomando como fuente Prodavinci.com. (Dialogo Político no pretende ningún reconocimiento ni beneficio por ella).
Por Rafael Arráiz Lucca
Fuente: http://prodavinci.com
El fundador del MAS tiene ahora en sus manos la segunda edición de Checoslovaquia, el socialismo como problema. A partir de allí se desarrolló este diálogo donde se intenta discernir el futuro del pensamiento de izquierda y las utopías, en un mundo tomado por realidades incontestables. (Entrevista realizada en 1990)
¿Cómo es la economía en un sistema socialista democrático, cómo funciona, cuáles son las posibilidades de la economía de mercado en este sistema?
Creo que la podríamos definir como una economía mixta en la cual resultan compatibles un sector estatal y un sector privado, sometidos ambos a lo que podríamos llamar la acción de las leyes del mercado tuteladas o cauteladas por el Estado. Creo que la experiencia nos ha demostrado sobradamente que el mercado resulta un mecanismo insustituible a la hora de atribuir los recursos de la sociedad, pero al mismo tiempo la experiencia nos ha mostrado que el mercado tiene una lógica darwiniana, es decir el mercado conduce a la supervivencia del más apto, del más fuerte y por tanto actúa como un polarizador de la sociedad.
¿La función del Estado es, fundamentalmente, ser tutor de los más débiles?
No se puede dejar a la economía librada a la acción irrestricta de las leyes de mercado, porque repito, tiene una lógica que conduce a polarizar la sociedad y a desnivelaría, a hacerla muy injusta, por tanto el Estado tiene que impedir el tipo de distorsiones sociales a que conduce la dinámica del mercado. Ahora, desde luego, el Estado también tiene que asegurar mediante los mecanismos de redistribución de la riqueza, mecanismos que aseguren a los sectores más débiles de la sociedad, un grado de participación razonable, bienestar material y espiritual de la nación.
¿Un Estado tutelar no implica un Estado burocrático, un Estado ineficiente per se, por su naturaleza, eso es sorteable de alguna manera?
No necesariamente.
¿Dónde el Estado ha sido eficiente en sus intervenciones? Por ejemplo, en el mismo postcriptum deChecoeslovaquia el socialismo como problema revelas que la eficiencia que presentaba el modelo soviético en algunas áreas no era tal.
Claro, porque el Estado soviético era un Estado omnipresente, omnicomprensivo, total. Es decir, toda la vida social del modelo soviético estaba estatizada, pero quizá uno podría mencionar el ejemplo sueco, el ejemplo austríaco y además el propio ejemplo alemán, porque Alemania está muy marcada por los gobiernos socialdemócratas que ha tenido y por las propias experiencias de los gobiernos demócratacristianos, y es que en definitiva socialdemocracia y socialcristianismo tienen un punto en común, en cuanto a que le asignan un rol al Estado. Aun en esta sociedad, que no es una sociedad socialista, el Estado tiene un rol muy importante y no creo que sea ineficiente, no creo que el Estado en general sea ineficiente. Desde luego, también habría que establecer cuál es el patrón para medir la eficiencia, porque si la eficiencia la vamos a medir con criterios estrictamente económicos, desde luego todos los Estados son muy ineficientes, pero si utilizamos también patrones de carácter social, entonces es evidentísimo que hay una parte importante del gasto del Estado que no es un gasto reproductivo, en el sentido estrechamente económico de la palabra, y por tanto improductivo desde la óptica de un economista neoliberal.
¿Qué ha ocurrido con la llegada del PSOE al poder y de Felipe González, pareciera que la propia dinámica, la dinámica cotidiana de las cosas lo ha llevado hacia una economía neo-liberal o de libre mercado? ¿Qué pasó ahí?
El gobierno de Felipe González aplicó fórmulas de ajuste económico y de reconversión industrial con criterios tomados del neo-liberalismo, es verdad, el PSOE ha administrado la modernización de la economía española y el ajuste que siguió a los larguísimos años de estancamiento franquista con estos criterios. Ahora, el problema es que si bien ha suscitado ritmos de crecimiento muy acelerados en la economía española, y le ha dado como conjunto un dinamismo a España tal como para que se diga que la tortuga de Europa se ha transformado en la liebre, lo cierto es que el propio Felipe González predecía una sociedad del futuro donde un tercio de ella estaría excluido, es decir, Felipe González teorizaba sobre la sombría perspectiva de un planeta de dos tercios, pero dos tercios en el mundo desarrollado; si tomas el conjunto del planeta es la sociedad de un tercio que excluye a dos tercios, obviamente. En fin de cuentas: cómo se puede mantener una sociedad que excluye a una porción de ella. A la larga, a sangre y fuego, a la larga qué es lo que nos está prediciendo González: un retorno a una cierta clase de fascismo, porque los parias de la tierra en algún momento reaccionarán.
¿Tú no crees que va a haber una reacción en los próximos años a esta especie de conjunción en el tiempo de la Perestroika y el neoliberalismo, y que esto va a traer una reacción en las fuerzas defensoras del Estado en sus manifestaciones benefactoras, como puede ser el fortalecimiento de un Estado socialistademocrático pero también en el otro extremo el fortalecimiento de un Estado totalitario fascista?
Si retomamos la última parte del comentario anterior sobre el criterio de Felipe González, yo me preguntaba si el porvenir de la humanidad, de persistir la tendencia de las sociedades que excluyen a una porción de sus integrantes, no estará en un retorno del fascismo. Ahora en este momento creo que uno de los dramas de la humanidad es que en el corto plazo no hay opciones, no hay alternativas de lo existente. Cuando este japonés-norteamericano Francis Fukuyama proclama el fin de la historia (en el sentido Hegeliano de la palabra, el colapso del comunismo) demuestra que el comunismo no tiene alternativa y que esto consagra el triunfo del capitalismo y el cese del tipo de conflicto implícito en la confrontación Este-Oeste. Claro, en lo inmediato esa pareciera ser la realidad, el colapso del comunismo que por antonomasia era considerado como la alternativa al capitalismo. No en la óptica de quienes nos colocarnos en el medio del socialismo democrático, pero en general para el común de los seres humanos la alternativa del capitalismo era siempre vista como la que existía ante el modelo soviético. El hundimiento del modelo soviético, el fracaso también colosal de las fórmulas populistas en América Latina le han dado un aire al capitalismo y sobre todo a su última forma teórica: el neoliberalismo. En lo inmediato -y no quiero ser pesimista, sino simplemente realista- la humanidad está colocada en un tremendo impasse económico social, una crisis terrible y sin ninguna alternativa. En todo caso hay que construirla aprovechando la re-emergencia del socialismo democrático en la Europa desarrollada. También los embriones del socialismo democrático que existan en algunas partes del Tercer Mundo pueden contribuir a crear esta nueva alternativa a un capitalismo que en definitiva, como bien lo dijo Juan Pablo II, no ha triunfado porque el comunismo haya colapsado, el capitalismo sigue siendo el mismo de siempre con todas sus injusticias y sus desigualdades. Seguramente las alternativas. también van a emerger de las contradicciones propias de la sociedad capitalista, otras fuerzas, movimientos pacifistas, ecologistas, que seguramente tendrán también una réplica en el Tercer Mundo, de modo que en el mediano plazo ya uno puede intuir la emergencia de nuevas alternativas a las sociedades capitalistas. Una de las décimas, vamos a decirlo así, que desde hace veinte años nosotros venimos sosteniendo es que el dilema capitalismo-comunismo a la soviética es un falso dilema, el comunismo a la soviética no fue nunca una alternativa al capitalismo fue una suerte de aborto histórico, que como lo demuestran todos los avatares de ahora no podía hacerle peso al capitalismo desarrollado.
Bajo el mismo panorama mundial que tú describes, Cabrujas añora la llegada de una nueva utopía para el mundo, es un poco la utopía que usted bien trata en Checoeslovaquia, el socialismo como problema, la utopía que significó el socialismo hace treinta años o muchos más. ¿Cuál es tu relación con el pensamiento utópico, tú crees en eso? Pareciera que la inteligencia esta reñida con la utopía.
Probablemente Cabrujas utilizaba el concepto de la utopía en el mismo sentido con que Antonio Gramsci elaboró el concepto de utopía concreta, para querer significar con eso que la utopía por sí misma tiene un fuerte poder movilizador del espíritu humano, la idea de que se puede hacer en alguna parte algo mejor, que no existe, pero que puede ser construido. Producida simplemente la utopía como búsqueda de mundos felices no es nada, por eso probablemente Gramsci unió los dos criterios, utopía como “espejismo” movilizador, pero concreta, realista, políticamente viable. No sé si Cabrujas hablaba en este sentido de su añoranza por una utopía.
Utopía como salida, como horizonte.
El problema es que la humanidad sufriente, cuando digo que no tiene una alternativa política en este momento es que no tiene utopía. En un cierto momento el socialismo, genéricamente hablando, fue una gran utopía, un movimiento movilizador de fuerzas sociales inmensas en todos los continentes, ahora desgraciadamente el socialismo quedó marcado por la experiencia soviética y el colapso de la experiencia soviética sin duda alguna que crea problemas para el socialismo mismo. La propia democracia social europea, tan poderosa como es, no deja de darse cuenta de que el colapso del comunismo podría entrañar problemas para el socialismo como concepto (del cual la social democracia se siente forjadora). Willy Brant le decía a un amigo mío “no podemos dejar que se siga hablando del colapso del socialismo” que es como la prensa presenta los problemas del Este europeo, porque no es el socialismo lo que ha colapsado es una sociedad, un aborto histórico que, en bien de la precisión, podemos seguir llamando comunismo, no por lo que pudo haber significado esta palabra en el pensamiento decimonónico de Carlos Marx, sino por la resemantización de ella por la práctica soviética.
Lo que ha respirado el mundo en los últimos años ha sido una cercanía hacia el pensamiento escéptico que en algunos casos reacciona contra toda la sensación utópica que dominó al mundo en los años 60 y esto, si con alguien tiene que ver, es con tu historia personal, porque además tu tienes una personalidad vehemente, fogosa, sorprende cómo hoy en día no tienes una posición utópica frente a la realidad. En el postcriptum de Checoeslovaquia hay una radiografía bastante descarnada de la situación del mundo actual y la actitud de no proponer falsas fórmulas. Para Venezuela ¿qué posibilidades reales vislumbras en los próximos años para las fórmulas socialistas democráticas, cuando por ejemplo, la situación de todos los países de América Latina frente al FMI es desesperada, cómo salirse de las fórmulas del Fondo sin llegar a una catástrofe como la que ocurrió en Perú? ¿existe una salida distinta a la del FMI? tú vas a decir que hay otras salidas, pero ¿realmente las hay en este momento?
Pienso que sí, y ya voy a decir cuáles pueden ser. Además, si en alguna parte del mundo la moda neoliberal va a dejar un rastro caótico es en este continente. En Venezuela una quinta parte de la población tiene casi excluidas a las cuatro quintas partes restantes, este país funciona para el 20% y vamos, posiblemente, hacia un grado de prosperidad muy grande en el 20% y una pobreza aún más inhumana en el 80% de la población. Lo que nos va a dejar el neoliberalismo son sociedades cada vez más polarizadas y, por supuesto, su parte próspera se va a encargar de tender un móvil ideológico sobre el conjunto para presentar su propia prosperidad como la prosperidad del conjunto, ese es un operativo que uno está viendo funcionar con Chile. Chile sale de la experiencia pinochetista, es verdad, con su sector externo equilibrado, con una economía bien insertada en la economía mundial, pero sale con una polarización social aun mayor, con un grado muy grande de pobreza en el sector excluido de la prosperidad. Sin embargo, en América Latina corre como moneda de oro que la economía social chilena y por tanto la sociedad chilena es la más sana del continente. Efectivamente aquellos sectores que van a aprovechar los resultados de la acción del mercado, tienen además en sus manos todos los aparatos de manipulación ideológica de la sociedad para hacerle creer a medio mundo que este tipo de fórmulas son viables como solución global. En una sociedad así, existe la apoyatura social para levantar alternativas de cambio social en democracia, y yo creo que si algún nombre puede tener la nueva utopía, la utopía concreta, es el de socialismo en libertad, y socialismo democrático. La idea de un cambio en la sociedad que democratice la propiedad, que garantice una distribución mucho más racional y mucho más justa de la riqueza creada por la sociedad misma, que desde luego la haga menos injusta de lo que ella es y mucho menos desigual. Eso, en concreto, implica, una adecuada compatibilización en lo económico, que desde la guía que puede proporcionar la acción de las leyes del mercado para la atribución de los recursos de la sociedad y la intervención racional del Estado, impida que la acción de estas leyes del mercado nos lleven al desastre social que hoy, incluso, en la Europa desarrollada no deja de percibirse.
1990.
Publicado el 16 de Enero, 2010 por Prodavinci